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El sur de las oportunidades

El Polígono Sur tiene un reto: que la ciudad comprenda de una vez que ellos también son Sevilla. Solo hay que visitarlos para comprobarlo

02 mar 2018 / 19:51 h - Actualizado: 02 mar 2018 / 23:10 h.
"Polígono Sur","'¡Mira qué barrio!'","Mar González"
  • El catering Abrecaminos del barrio del Polígono Sur.
    El catering Abrecaminos del barrio del Polígono Sur.
  • Nati, una de las vecinos de Antonio Machado.
    Nati, una de las vecinos de Antonio Machado.
  • El Polígono Sur es un barrio de barrios lleno de negocios familiares como esta churrería. / El Correo TV
    El Polígono Sur es un barrio de barrios lleno de negocios familiares como esta churrería. / El Correo TV
  • El delegado del distrito y la comisionada del Polígono Sur.
    El delegado del distrito y la comisionada del Polígono Sur.
  • María, la paparazzi, es un ejemplo para todo el barrio.
    María, la paparazzi, es un ejemplo para todo el barrio.

Hay una célebre frase anónima que dice que «no hay que mirar las cosas ni de cerca ni de lejos, solo caminar hacia ellas para conocer cuál es la distancia real». Y eso es lo que ¡Mira qué barrio! se ha planteado esta semana. Caminar hacia el Polígono Sur para saber con certeza lo que en el fondo ya conocemos: que solo hay que acercarse a sus vecinos para comprobar que no hay nada que los diferencie del resto de la ciudad.

Porque el silencio separa más que la distancia y al Polígono Sur ha habido quien le ha puesto demasiadas barreras sociales, mentales y hasta de palabras para hacer ver una realidad que no se aproxima, ni de lejos, a lo que es realmente cierto. En sus barrios –Paz y Amistad, Antonio Machado, la Oliva, Martínez Montañés, las Letanías y Murillo– conviven cada día 50.000 personas que, como en el resto de la ciudad, también se levantan temprano para llevar el pan a sus casas.

Más de cuatro décadas de historia en las que ha habido que convivir con problemas de índole social, falta de seguridad y hasta bajos niveles de renta que, aún así, no han ocultado el buen hacer de su gente, su carácter cercano y afable. Retos que afrontar de cara al futuro, con toda una historia por contar, en la que el Polígono Sur debe afrontar su normalización y la ruptura definitiva de las barreras físicas y sociales que le separan del resto. En todo ello juega un papel básico el Plan Integral en el que, a través del Comisionado, las tres administraciones ponen de su parte para lograr el objetivo.

Solo hay que dar un paseo por la zona para comprobar que hay mucho futuro y mucho presente. En sus calles se cuenta una verdad que no tiene colorantes, que es tal como es, igual de pura que el de sus vecinos. Esos que desean dar un golpetazo sobre la conciencia de los sevillanos para recordarles que también son Sevilla y que ya les toca que los demás los vean como al resto, que la gente pierda el miedo a cruzar la barrera moral que les separa de los barrios de al lado. No pasa nada por acercarse a conocerlos. O mejor, sí que pasa. Que uno sale de allí con una lección de vida impagable. Te la regalan, como sus abrazos. No es tan complicado.

Pasamos un día completo recorriendo el Polígono Sur de una punta a otra. Allí vimos muestras de la solidaridad de sus gentes, como el catering social Abrecaminos, en el que cada día dan de comer a tantos sevillanos que necesitan un apoyo. Y lo hacen, además, vecinas del barrio que han sido capaces de superar y de superarse. También las mujeres que acuden a la Fundación Atenea a formar parte de sus talleres. Como María, la paparazzi, que nos hizo una crónica de la verdad del barrio, escrita con tinta de su corazón y el papel de su experiencia. Sus anécdotas ponen una sonrisa a los males. Ella sabe hacerlo, porque se lo aplicó a sí misma. Se le nota en su mirada.

A Nati, la presidenta de los vecinos de Antonio Machado, también. Ella, la misma que alimentaba a base de merengues a nuestro Juan Raya, nos dio un paseo de realidad por su barrios y sus comercios. Nos contó todo lo que merece la pena de sus calles y nos alimentó el espíritu con todo lo bueno que hay al alcance de la mano. Tiene tanto arte como para que la veamos un día sobre las tablas de la Factoría Cultural, todo un regalo de estreno para el barrio que hay que visitar. La cultura es allí la mejor piqueta para derribar muros y mitos.

Como lo hicieron hace años los estudiantes de la Pablo de Olavide que se alojan en la residencia Flora Tristán. Allí viven y allí hacen vida con un barrio en el que se vuelcan socialmente con su voluntariado. Como lo hacen también el delegado del distrito, Joaquín Castillo, y la comisionada Mar González, con quienes empezamos el día comiendo unos calentitos en la churrería Los Marrones. En sus ojos se ven sus ganas por cambiar el mundo. Quizás esta semana hayamos colaborado un poco a ello. ¿Quién lo sabe? Lo que es seguro es que la ex experiencia de vivir el Polígono Sur desde dentro es una de las más hermosas de la vida. Prometemos volver. Claro que hay que volver. Sevilla lo merece y sus vecinos más todavía. Ya ven que no hacen falta grandes escuelas para que la vida dé lecciones tan grandes como ésta. La semana que viene nos vemos en el barrio de Nervión.