«La Universidad no se merece la imagen que hemos podido dar»

Álvarez-Ossorio asume el cargo de defensor universitario de la Hispalense con la intención de «echar una mano para que se destierren viejas prácticas»

20 ene 2017 / 19:14 h - Actualizado: 20 ene 2017 / 21:20 h.
"Universidad","Universidad de Sevilla","Miguel Ángel Castro"
  • Fernando Álvarez-Ossorio, junto al rector de la Universidad de Sevilla, Miguel Ángel Castro. / El Correo
    Fernando Álvarez-Ossorio, junto al rector de la Universidad de Sevilla, Miguel Ángel Castro. / El Correo
  • Carlos Marcelo.
    Carlos Marcelo.

La vida de la Universidad de Sevilla, con sus 80.000 personas y sus 510 años de historia, gira desde hace un par de semanas alrededor de la condena del catedrático Santiago Romero por tres delitos continuados de abusos sexuales y un delito de lesiones psicológicas. Un ejemplo: en el acto en el que Fernando Álvarez-Ossorio tomó posesión como nuevo defensor Universitario, el rector, Miguel Ángel Castro, se dirigió a los presentes en el Paraninfo con una frase más o menos concreta, pero que todo el mundo entendió como referida al caso de Santiago Romero: «En realidad, la Universidad de Sevilla tiene muchísimas más cosas buenas que malas».

Castro habló directamente a Álvarez-Ossorio con otra frase que, hace sólo un par de semanas, hubiera sonado distinta: «Querido Fernando, llegas en un momento clave, importante de la vida y la sensibilidad de nuestra universidad». A la hora de concretar alguna de las actuaciones que el defensor deberá acometer, tuvo una prioridad. «Desde hoy comunico a toda la comunidad que trabajaremos las próximas semanas, e invitaré al señor defensor, de acuerdo a las funciones que le vienen concedidas por la normativa, para que trabajemos en la revisión de nuestro protocolo de acoso. Para que examinemos desde 2013, cuando fuimos una de las primera universidades de España que lo pusimos en funcionamiento», explicó, y añadió que, además de analizar éxitos y carencias, tratarán de llevar «a cabo actuaciones que nos permitan mejorar y ponernos a la cabeza en esta materia tan fundamental».

Álvarez-Ossorio, por su parte, aceptó el reto y, al término del acto, delimitó las líneas de actuación que seguirá en su puesto, con la prudencia todavía de quien acaba de asumir el cargo y tiene que comenzar por analizar toda la tarea que le queda por delante. «Si, como defensor, cargo al que acabo de llegar, puedo echar una mano para que en la Universidad se destierren viejas prácticas, creo que eso demostraría que el defensor puede ser útil dentro de la comunidad universitaria, así que echaremos una mano», resumió, para puntualizar a continuación: «Yo creo que en la Universidad hay buenas prácticas, y que la Universidad de verdad no se merece la imagen que hemos podido dar. Pero tenemos unas víctimas y que hay que estar siempre muy atento y procurar que desde dentro podamos dar respuesta, la respuesta necesaria para que la Universidad pueda cumplir su función y para que nadie se pueda erigir dentro de la Universidad, en lo que nadie debe ser: en un tirano».

Lo cierto es que Álvarez-Ossorio fue elegido defensor universitario el 22 de diciembre del pasado año. Menos de un mes después, lo que la comunidad universitaria espera de el ha cambiado de manera sustancial. Y él mismo es consciente. «Sinceramente creo que hoy, la figura del defensor ha tomado valor. Espero estar a la altura de lo que se reclama», comentó.

El Claustro eligió a Álvarez-Ossorio para asumir la Defensoría de la Universidad con 160 votos a favor, 25 más de los 135 necesarios.

Carlos Marcelo, un decano en funciones para Ciencias de la Educación

La Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla afronta su futuro tras la experiencia más traumática de su historia: la condena de un exdecano y catedrático, Santiago Romero, por tres delitos de abusos sexuales cometidos en la propia facultad y sobre dos profesoras y una becaria del departamento que él mismo dirigía.

El rector, Miguel Ángel Castro, aceptó ayer la dimisión del ya exdecano, Juan de Pablos, y de todo su equipo. De Pablos asumió como un error «personal» no haber atendido «emocionalmente» a las víctimas de los abusos. Castro nombró al catedrático del área de Didáctica y Organización Escolar Carlos Marcelo decano en funciones. «Como la dimisión ha sido presentada por todo el equipo del Centro, el rector ha pedido al nuevo decano que proponga un nuevo equipo que deberá acompañarlo en funciones durante este período. Asimismo, el rector insta al nuevo decano a que convoque con carácter inmediato la Junta de Centro con el fin de analizar las posibilidades de renovación de dicho órgano», explicó la US en un comunicado. En la misma nota, la Universidad informó de que «el rector encarga al profesor Carlos Marcelo que, con carácter urgente, inicie el procedimiento para la elección del nuevo decano, que deberá comenzar a la mayor brevedad».

Lo cierto es que Ciencias de la Educación ha quedado en una situación delicada tras la sentencia condenatoria de Santiago Romero, que ha hecho que en dos días se sucedan una asamblea de profesores, personal de administración y estudiantes disconformes con la gestión del caso de abusos, la dimisión de un decano y el nombramiento de otro en funciones.