Calerito: luchando contra los elementos

El prometedor novillero de Aznalcóllar sufrió su bautismo de sangre en la pasada Feria de San Miguel después de convencer al público ante un lote a contraestilo

06 oct 2019 / 10:46 h - Actualizado: 06 oct 2019 / 10:49 h.
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Juan Pedro García ya no recuerda en nada a ese niño prodigio que asombraba a los aficionados y profesionales. Ni falta que le hace. Hoy es un novillero cuajado, con un excelente sentido del toreo, que ha logrado torear tres novilladas en la plaza de la Maestranza avalado por su irreductible voluntad de ser. No le ha embestido por derecho ni uno solo de los seis utreros que ha lidiado en el ruedo del Baratillo pero con todos y cada uno de ellos ha dibujado una ecuación de actitud, calidad y entrega. Su nombre sigue cotizando al alza...

Hay que empezar por el final: hizo un esfuerzo con un lote de Villamarta de muy mal estilo en la novillada de triunfadores. ¿Mereció la pena ese empeño?

Creo que sí. Todos los esfuerzos a la larga merecen la pena y tienen su recompensa. No era la tarde que esperaba. Había puesto mucha ilusión en la fecha y era muy importante para mí. Me veía anunciado en Sevilla y con una terna de triunfadores. Pero, sobre todo, le tenía mucha fe a la novillada. Un mes antes había toreado una en Valverde del mismo hierro y tuvo un comportamiento radicalmente distinto. Pero en esto nunca se sabe cómo va a salir. Creo que no me dejé nada guardado y di la talla sin olvidar la responsabilidad que conllevaba aquella tarde.

Escribí que llegó a torear bien a un novillo que embestía mal. Se han resistido las orejas pero los comentarios de los aficionados y profesionales son unánimes.

Trato de ser siempre fiel a mi concepto aunque los animales no presten opciones. Tengo que guardar esa fidelidad a mis ideas y seguir por ese camino. Todos los toros no se pueden torear igual pero siempre hay que partir de la base de lo que uno lleva dentro.

El segundo novillo, el que le echó mano, le puso los pitones en la cabeza en cada embroque. ¿No debería haber cortado antes?

El novillo no tenía opciones. Fue muy agresivo, soltando siempre la cara, muy desagradable... La faena llegó a una altura en la que comprendí que aquello era imposible. Una de las veces que se rajó llegué a pensar en volverme a por la espada pero al final decidí que aquella tarde no podía pasar en blanco. Ya había matado mi primer novillo, que no había tenido ninguna posibilidad de triunfo. Ese día tenía que pasar algo y me dio por volver a la cara sabiendo que iba a estrellarme contra una pared. A veces las ganas y la necesidad de salir de la situación en la que me encuentro te hacen hasta pecar de pesado. Pero la gente pudo ver que llegué a Sevilla con todas las ganas del mundo. Estaba dispuesto hasta a que me cogiera el toro.

Calerito: luchando contra los elementos

Hubo un momento, tras la cogida, en la que casi se desvaneció. ¿Cómo sintió la cornada?

En el primer derrote ya sabía que me había metido el pitón. Sentí un desgarro pero, sobre todo, mucho dolor. Es una zona muy delicada y en cuanto me soltó sabía que iba a herido. Cuando me cogieron me mareé un poco pero cuando llegué a la enfermería y hasta que me anestesiaron fue consciente de todo.

Hay que hacer un poco de historia. El 7 de junio de 2018 se presentó como novillero con picadores en la plaza de la Maestranza.

Fue con una novillada de Dolores Rufino. Aquella tarde la viví con mucha ilusión. Era mi debut con caballos en la plaza de Sevilla, me había costado tanto... Pero una vez más volví a estrellarme contra un muro, con una novillada muy complicada, sin opciones... Creo que la gente se quedó con buen sabor de boca y ganas de verme. Es lo que persigo cada vez que salgo a una plaza, que al menos puedan percibir esa actitud.

Esa ha sido la clave, dejar ese buen sabor de boca de cara a los aficionados y profesionales y dejar impronta de su concepto más allá de lo que salga por la puerta de chiqueros...

Es la base que tengo y lo que intento hacer cada vez que salgo a la plaza. Por eso entreno todos los días.

Llegamos a la segunda novillada, la del último día del Corpus. Una vez más salió el lote más complicado de la noche.

Ésa es la racha que llevamos hasta ahora. Pero fue un día importante. Se cambió la imagen que había de mí. Muchos profesionales reconocieron que aquella noche fui capaz de tirar para adelante a pesar de las dificultades. Estuve a punto de cortarle una oreja a mi primer novillo a pesar de lo complicado que fue y creo que de ahí vino el reconocimiento de la gente y el que me anunciaran en la novillada de triunfadores. La mente estaba en llegar a ese día pero otra vez nos estrellamos con el lote. A pesar de todo he obtenido el espaldarazo de los profesionales, de la prensa... Eso hace que te vengas arriba y sepas que los esfuerzos no han sido en vano. Hay que tener en fe en uno mismo. El día que medio se deje un novillo cambiará la papeleta.

Calerito: luchando contra los elementos

Ha vivido dos épocas muy distintas en su trayectoria. Empezó siendo un niño menudo, un prodigio, que ya queda lejos y ahora es un novillero que vive el momento de menos oportunidades de la historia

Esa historia es muy bonita pero ya queda atrás. El niño se hace hombre y esto se pone más duro. El toro sale más grande y te puede coger. Ahora estoy viviendo la realidad y la dureza de esta profesión. Hay que estar muy preparado para lo que pueda suceder. La de Sevilla era mi tercera novillada y dos de ellas, además, habían sido en la propia Sevilla. Así es muy difícil coger oficio, rodarte... pero la fe ciega que tengo en mi no me la va a quitar nadie. En cuanto me den la oportunidad no se va escapar.

En Sevilla debe repetir...

No he podido tener un triunfo importante pero sí he aprovechado al máximo las más mínimas posibilidades. No puedo tener queja ninguna de la empresa, siempre me han tratado con una categoría inmejorable, desde el primer día que entré por la puerta. Estoy muy agradecido y seguro que sabrán verlo.

¿Se dan muchas vueltas a la cabeza cuando le echa mano un toro?

Era la primera cornada de mi vida pero tampoco hay que darle demasiadas vueltas. Las cosas pasan porque tienen que pasar. Algún día tenía que llegar la primera y, dentro de la gravedad, contento de que haya sido en un sitio como Sevilla. La cornada llegó por mis ganas. Ya no tenía ninguna opción y de nada me iba a servir estar en la cara de ese novillo. Son gestos de torero. Sabes que te puede coger y te pones ahí de nuevo. Eso es parte de esta fiesta...

Sólo necesita una cosa: que le embista un novillo en Sevilla...

Lo comentaba hasta con la cuadrilla en el hospital. Hasta mi padre se ofreció a meter la mano en el sorteo para intentar cambiar la suerte. De momento sigue sin salir...

¿Cómo han vivido el percance en su casa?

Con la lógica preocupación, sobre todo mi madre. Pero estaban concienciados de que algún día tendría que pasar. Se alegran de que pasara aquí. A los cinco minutos tenía varios profesionales interviniéndome.

Nadie dijo que esto iba a ser fácil

Voy dando pasitos cortos pero también firmes, siempre de frente. Sé que mi recompensa va a llegar. En todas las etapas que he vivido en mi carrera, desde que era novillero sin picadores... entonces ya estuve al límite y supe salir de ahí. Ahora estoy en un momento complicado pero también saldré.