Toros

José Tomás: Expectación a cuentagotas

El hermético diestro de Galapagar, que ha agotado los abonos de la feria del Corpus, vuelve a enfundarse el vestido de torear el próximo sábado en la granadina Monumental de Frascuelo

20 jun 2019 / 10:02 h - Actualizado: 20 jun 2019 / 13:26 h.
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  • José Tomás en una imagen de archivo. / EFE
    José Tomás en una imagen de archivo. / EFE

La noticia es conocida. José Tomás volvió a obrar de bálsamo de las taquillas, agotando en pocos días el abono completo de la granadina feria del Corpus. El ciclo comienza este mismo jueves y tiene su vértice indiscutible en la sabatina tomasista, que ha vuelto a llenar hoteles, restaurantes y ha revolucionado la ciudad de la Alhambra. Podría ser, previsiblemente, la única actuación del hermético diestro de Galapagar en esta temporada. En 2018, ya lo saben, se limitó a volver a aparecerse en carne mortal en la plaza de Algeciras en un mano a mano con Perera en el que no medió sorteo del ganado reseñado. Ambos matadores llegaron con sus toros bajo el brazo y fue el extremeño, a la postre, el que logró los titulares más rutilantes al indultar un excelente ejemplar de Jandilla. Tomás había optado por tres toros de Cuvillo, cortándole las dos orejas al primero después de una completa actuación con capote y muleta que se vivió entre clamores. La expectación, ésa es la verdad, se vio colmada con creces.

Desde entonces, nada... Hasta que sin mediar rumor alguno, el emergente empresario sevillano José María Garzón volvió a llevarse el gato al agua ajustando su contratación para el coso granadino. El mismo gestor ya había sido el responsable de su ajuste en Algeciras. Y aunque el cartel ha convencido en las taquillas, no ha logrado la misma unanimidad en los comentarios de profesionales y aficionados. Tomás ha escogido un rejoneador de la segunda línea –Sergio Galán- para oficiar de telonero de su nueva venida entre los mortales. ¿Se puede considerar una encerrona en solitario? El madrileño estoqueará cuatro ejemplares de las divisas de Núñez del Cuvillo, El Pilar y los dos hierros filiales de Garcigrande y Domingo Hernández. No habrá lugar a competencia. Será un bolo para fieles en el que, con el respirito de la carga de caballería, competirá consigo mismo para engrandecer una leyenda inversamente proporcional a lo que se prodiga en los ruedos. Allí estaremos para contarlo...

El caso es que, con o sin llenazo, su nombre empieza a antojarse harina de un costal añejo. Es el efecto de la larga feria de San Isidro, que también ha puesto cierto olor a naftalina a las figuras oficiales más veteranas. Dos de ellas –Morante y El Juli- también estarán en Granada. Pero antes lo tendrá que haber hecho, previsiblemente, Pablo Aguado, convaleciente de la grave herida sufrida el pasado domingo en Madrid... El sevillano, con Roca Rey, encabeza el nuevo podio del toreo. Pero el retraso de este relevo ha propiciado la longevidad taurina del senado de la torería y hasta la excepcionalidad del caso Tomás. El tiempo corre para todos y volvemos a formular la misma pregunta de otras veces: ¿Cuántas bolas quedan en ese bombo?

Echando la vista atrás...

La de Granada será su segunda actuación en ruedos españoles después de actuar en la corrida coral organizada en la Monumental de México el 12 de diciembre de 2017 a beneficio de las víctimas de los terremotos que asolaron el país azteca. Antes había pasado -en septiembre de 2016- por el ruedo de Valladolid.

Ese año sólo actuó en siete funciones después de dejar 2015 prácticamente en blanco con una única comparecencia en el coso mexicano de Aguascalientes, el mismo escenario en el que estuvo a punto de perder la vida en abril de 2010 abriendo, de paso, la penúltima etapa vital y taurina en su intransferible carrera. Antes de la brutal cornada del toro ‘Navegante’, que pudo ser su verdugo, José Tomás ya era un torero de culto que había manejado como nadie los tiempos y hasta una extraña -y efectiva- política de comunicación basada en no decir nada. Desde entonces es una leyenda viva que ha espaciado al límite sus comparecencias públicas para seguir convirtiendo cada una de sus salidas a la palestra en una ocasión única.

Pero hay que seguir dándole a la moviola: José Tomás había reaparecido en la Feria de Julio de Valencia de 2011, un año después de aquel gravísimo percance mexicano y en medio de un clima de impresionante expectación. Aquella temporada se redujo a nueve funciones y tampoco fue demasiado pródiga en triunfos. Hay que anotar que la cerró en la clausura de la Monumental de Barcelona, que permanece cerrada a pesar del estéril recurso ganado en el Constitucional. El diestro madrileño toreó mucho menos en 2012, tan sólo tres corridas de toros en las que incluyó la mitificada encerrona nimeña que marcaría la cumbre de este tramo de su vida torera. 2013 quedó en barbecho y cuatro fueron las corridas apuntadas en 2014, que se redujeron a una sola en 2015: la nombrada vuelta a Aguascalientes.

¿Qué pasara en el futuro?

Tomás ya ronda las bodas de plata se su alternativa. Se hizo matador, precisamente, el 10 de diciembre de 1995 en México, su segunda casa y el lugar en el que ha estado a punto de morir dos veces. Hay que recordar el cornadón de Autlán de la Grana, en enero de 1996. Aquel brutal percance -como en Aguascalientes- obligó a hacerle varias transfusiones de sangre para salvar su vida. Pero aún no se había convertido en la leyenda que hoy es y la sangre derramada no se rodeó del despliegue literario que siguió a la cornada de Aguascalientes. Su verdadera y definitiva totemización había empezado después del paréntesis que siguió a su marcha en 2002. Ahí se despidió de su rol de figura ‘normal’.

A partir de ese año, la hipotética reaparición de José Tomás se había convertido en la comidilla de los inviernos hasta que, sorprendiendo a todos, decidió volver a vestirse de luces un lustro después de desaparecer de la escena pública. Lo hizo llenando hasta los topes la Monumental de Barcelona el 17 de junio de 2007. Se iniciaba así una nueva etapa en su trayectoria marcada por la cuidada elección de las plazas, el ganado, los compañeros y el escaso número de paseíllos cumplidos desde entonces, casi siempre fuera de los cosos de mayor trascendencia y, siempre, lejos de la Maestranza sevillana, que no ha vuelto a pisar en esta segunda vida taurina.

Ha pasado el tiempo y cada una de sus actuaciones es también una menos para el eclipse total que se producirá cualquier día, en cualquier plaza y sin anuncio previo. El diestro de Galapagar, que pronto cumplirá 44 años, volverá a enfundarse el vestido de torear este sábado. Ha llenado la plaza para sí y sus compañeros de feria; los hoteles y hasta las mesas de los restaurantes. Pero, ya lo hemos dicho, tampoco han faltado críticas al escaso pulso de un cartel en el que pinta poco el jinete y se echa de menos competencia. Mientras tanto, se da por hecho que no habrá más funciones este año... o sí. Lo que ya no habrá es más temporadas al uso. Y siempre quedará la duda de estar viviendo el definitivo fundido a negro. El tiempo marca su dictado.