Ecoperiodismo

El monte andaluz, abandonado tras más de tres décadas

Un gran movimiento ciudadano en el que están ecologistas, científicos y personalidades, reclama la defensa del monte andaluz tras tres décadas sin recibir la financiación necesaria para la aplicación del Plan Forestal de Andalucía. Calculan que se han dejado de invertir más de 1.300 millones de euros y apuntan que la defensa del monte es también un generador de empleo.

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
21 nov 2021 / 04:57 h - Actualizado: 19 nov 2021 / 13:59 h.
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Este mes de noviembre se cumplen 32 años de la ratificación por el Parlamento del Plan Forestal Andaluz, aprobado por unanimidad de todos los grupos políticos gracias a la presión del movimiento ecologista, sindical y de numerosos Ayuntamientos y Diputaciones de toda Andalucía, que se fueron sumando a una poderosa iniciativa civil. La Resolución del Parlamento incluía los objetivos del Plan, período de vigencia, ámbito de aplicación, propuestas de actuación y los mecanismos de evaluación y revisión. Pero en la actualidad, los objetivos del Plan Forestal no se están cumpliendo, ni siquiera en los montes públicos, que deberían ser un referente de obligado cumplimiento.

En los primeros años, la ejecución del Plan Forestal Andaluz supuso un éxito al priorizar la conservación de la naturaleza, con una visión mucho más ecológica del patrimonio forestal y no solo mercantilista. Las grandes cifras del Plan anunciaban un considerable aumento de la superficie arbolada, un crecimiento de la propiedad pública de los montes y la conversión a forestales de terrenos agrícolas abandonados.

“Poco de esto se ha conseguido”, señalan los representantes de un movimiento social en apoyo del monte andaluz que lleva en marcha un año para reivindicar recuperar el espíritu de la norma de hace más de tres décadas. “El Plan Forestal Andaluz nació siendo muy ambicioso y con una perspectiva a tan largo plazo (60 años), requiere una voluntad política que ha de plasmarse en una legislación específica y en unas cifras inversoras que den prioridad a la política forestal, aspectos casi olvidados en estos momentos”, explica el manifiesto en apoyo del monte andaluz que supone la piedra angular de este movimientos social.

Lo cierto es que el papel, en este caso el Plan, lo soportaba todo, pero la realidad no tardó en revelar que muchos aspectos empezaban a se papel mojado. En los primeros años de aplicación del Plan ya se detectó una clara disminución de las inversiones, concretada en falta de medios materiales y recursos humanos suficientes. Más de 30 años después, los expertos calculan un déficit de gasto de más de 1.300 millones de euros.

Pero en la actualidad la situación se agrava por los escenarios más probables de cambio climático, que en Andalucía apuntan a consecuencias que ya empiezan a dar la cara: pérdida de suelo fértil, desertificación, pérdida de biodiversidad, aumento de la temperatura media, fuertes olas de calor, irregularidad en las lluvias, aumento del coste energético, contaminación de suelos y aguas y cambios en la demografía y en las áreas de distribución de muchas especies vegetales y animales.

La alteración de la cubierta forestal, derivada de los frecuentes y cada vez más virulentos incendios, va acompañada en muchos casos de la pérdida irreversible de los frágiles suelos mediterráneos, lo que acarrea alteraciones en los niveles edáficos y fenómenos erosivos de largo alcance.

En Andalucía, cientos de hectáreas de bosques de ribera han sido también destruidos en las últimas décadas para “acondicionamiento fluvial”, arrasando fresnos, sauces, chopos y otras especies que amortiguan las crecidas e inundaciones; sirven de nichos ecológicos, lugares de anidamiento y refugio para numerosas especies; evitan daños mayores y ejercen una importante función correctora hidrológico-forestal, contrarrestando los fenómenos de erosión y los efectos devastadores de las lluvias torrenciales, que previsiblemente serán cada vez más frecuentes.

“El Plan Forestal Andaluz tiene que recoger la nueva realidad del monte mediterráneo andaluz, aspectos novedosos en cuanto a la incidencia del cambio climático en los ecosistemas forestales y el impacto de enfermedades tan virulentas como la denominada seca que está diezmando las poblaciones de encinas y alcornoques de una parte importante de Andalucía”, explica el manifiesto en defensa del monte andaluz.

El documento también se refiere a la restauración de ecosistemas para recuperar la estructura, biodiversidad y funcionamiento original, las repoblaciones en las cabeceras de cuencas hidrológicas, los tratamientos silvícolas, la lucha contra el decaimiento forestal de encinas y alcornoques principalmente, la conservación y mejora de los bosques isla, las acciones para frenar la desertificación, la investigación forestal. “Son aspectos sicos pues para llevar adelante la ejecución del Plan y deben ser prioritarias y tratadas como capítulo independiente en la confección de los presupuestos y en la estrategia de gestión del medio natural de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible en los próximos años”, recalca.

De igual forma, el manifiesto señala la gran oportunidad para generar empleo de esta defensa del monte andaluz: “los programas de actuación sobre el medio rural tienen una gran capacidad de generación de empleo local y son una herramienta muy importante para detener los procesos de abandono de la Andalucía rural y la migración de las familias rurales a las ciudades y sus periferias”. Además, destaca, “ la tasa de retorno de las inversiones públicas en el sector forestal es elevada, tanto en insumos como en empleo digno y estable que permite atraer a la juventud a nuestros pueblos y comarcas y fijar población que a su vez cuida nuestros montes andaluces”.