El peligro de los plásticos reciclados en contacto con alimentos
Una treintena de organizaciones piden a Bruselas que frene el plan de ampliar el uso de plásticos reciclados en materiales en contacto con alimentos mientras no se evalúe antes debidamente su toxicidad, ya que los plásticos reciclados suelen tener más tóxicos que los vírgenes
Ricardo Gamaza
Un total de 28 organizaciones ambientales de la UE han pedido a la Comisión Europea que no apruebe una nueva normativa, actualmente en fase de borrador, que podría permitir ampliar el uso de plásticos reciclados en materiales en contacto con alimentos, aun sin haber evaluado antes debidamente la eficiencia de los procesos a los que se someten dichos plásticos para reducir la presencia de sustancias tóxicas en ellos.
En una carta dirigida a la Comisaria Europea de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, señalan que “tal como está escrito ahora, el borrador de la propuesta permite que tecnologías novedosas para el reciclaje de plástico operen a escala y comercialicen cualquier plástico reciclado para uso en contacto con alimentos en la UE antes de cualquier evaluación de su eficiencia para eliminar productos químicos peligrosos”. La nueva norma vendría a sustituir al anterior Reglamento 282/2008 de la UE sobre el uso de plástico reciclado en materiales en contacto con alimentos con el objetivo de aumentar la cantidad de contenido reciclado en los envases de alimentos y otros materiales en contacto con alimentos.
Según Carlos de Prada, responsable de la organización española ‘Hogar sin tóxicos’, una de las entidades que ha apoyado la carta dirigida a la Comisión Europea, “no se debe jugar con las cosas de comer. En pocos temas como este es tan necesario aplicar el principio de precaución. Si ya el uso de plásticos vírgenes está generando problemas, permitir de forma amplia el uso de plásticos reciclados para algo tan delicado como ponerlos en contacto con alimentos sin tener antes una serie de garantías sería irresponsable”. Añade que “existen intereses que esperan beneficiarse de esta nueva norma que prepara Bruselas, amparados en una mal entendida economía circular. No debemos olvidar que el reciclaje también puede ser un reciclaje de las sustancias tóxicas que los plásticos pueden contener, algo que, evidentemente reduce la supuesta bondad de tal reciclaje”.
Según Dorota Napierska, de Zero Waste Europe, organización que encabeza la carta dirigida a la Comisión Europea, “este borrador de nuevo reglamento puede ampliar enormemente el uso de plásticos reciclados en materiales en contacto con alimentos, un uso que hoy es muy limitado por razones de seguridad. Si se aprobara este reglamento podría crearse una puerta falsa que elude una evaluación real de las sustancias tóxicas presentes en los plásticos reciclados y su migración hacia los alimentos. Bastaría alegar, sin más, que esos plásticos se han sometido a una serie de métodos de descontaminación, aprobados burocráticamente, aunque tales sistemas sean dudosamente eficientes”.
Como señalan las entidades firmantes, “la propuesta sobre ese uso del plástico reciclado es inoportuna y debe presentarse solo una vez que se hayan abordado adecuadamente los problemas de los plásticos vírgenes”. Sobre todo cuando, como se añade en la carta remitida a las autoridades europeas, existe evidencia científica que muestra que los plásticos reciclados suelen contener concentraciones más altas de sustancias tóxicas que los plásticos vírgenes. La propia Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA) considera, tal y como se recuerda en la misiva, que “hay poco conocimiento sobre la capacidad de los diferentes procesos de reciclaje químico para eliminar sustancias preocupantes”.
La migración de sustancias tóxicas desde los plásticos a los alimentos que están en contacto con ellos es algo que desde hace décadas inquieta mucho a la comunidad científica por ser una importante vía de exposición humana a algunas sustancias tóxicas preocupantes, como es el caso del célebre bisfenol A o de algunos ftalatos, entre otras. Como comenta Carlos de Prada, “lejos de su apariencia inerte y simple, los plásticos pueden tener una enorme complejidad química. En su composición pueden entrar en escena, potencialmente, centenares de sustancias químicas diferentes, como monómeros, antioxidantes, retardantes de llama, colorantes, flexibilizantes, filtros ultravioletas, etc.). Y muchas de ellas pueden tener propiedades tóxicas”.
Según un informe que en su día realizó la Agencia de Protección Ambiental de Dinamarca, los plásticos en general, estén o no destinados a estar en contacto con alimentos, pueden contener 132 sustancias o grupos de sustancias tóxicas. Algunos de estos compuestos químicos son alteradores hormonales, sustancias para las que la comunidad científica afirma que no se puede fijar ninguna concentración claramente segura.
Por otro lado, tal y como subraya el responsable de ‘Hogar sin tóxicos’, lo propuesto en el borrador de Reglamento es contradictorio con los objetivos de reducción de plásticos de un solo uso, tal y como han denunciado otras entidades como el Food Packaging Forum, al aumentar la disponibilidad de contenido de plástico reciclado cuya seguridad química no se evalúa adecuadamente
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