Ecoperiodismo

Un investigador andaluz arroja luz sobre la vida secreta de los pinzones de Darwin

Un estudio pionero coordinado por un investigador andaluz, Carlos Camacho, desarrollado en las Islas Galápagos arroja luz sobre la rutina diaria de los denominados pinzones de Darwin, su capacidad de movimiento y sus necesidades de espacio. Casi 150 años después de la muerte de Darwin, sus famosos pinzones continúan generando información de alto valor científico

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
15 may 2022 / 04:00 h - Actualizado: 15 may 2022 / 04:00 h.
"Biología","Medio ambiente","Clima","Ecoperiodismo"
  • Un pinzón de Darwin. / Foto: Andrew Hendry.
    Un pinzón de Darwin. / Foto: Andrew Hendry.

Las Islas Galápagos, situadas a mil kilómetros de la costa ecuatoriana, son mundialmente reconocidas por su extraordinaria biodiversidad y su importancia como fuente de descubrimientos científicos. Entre los actores protagonistas de estos descubrimientos destacan los pinzones de Darwin, cuyo nombre quedó inexorablemente unido al del naturalista británico desde que este trazara su teoría de la selección natural unos 150 años atrás. “Los pinzones de Darwin son en la actualidad uno de los organismos mejor estudiados del planeta. Gracias a ellos conocemos de qué manera pueden producirse cambios evolutivos rápidos o cómo el intercambio de material genético entre poblaciones puede favorecer la formación de nuevas especies”, explica Carlos Camacho, el investigador andaluz que ha analizado la vida desconocida de estas aves. “Sin embargo, aún desconocemos algunos de los aspectos más básicos de la biología de estas aves, debido en parte a las dificultades impuestas por la severidad del clima de las islas y su inaccesible terreno de roca volcánica”, explica.

Un investigador andaluz arroja luz sobre la vida secreta de los pinzones de Darwin
Foto: Andrew Hendry.

El estudio publicado recientemente en la revista Ecology and Evolution, arroja luz sobre la rutina diaria de estas aves, su capacidad de movimiento y sus necesidades de espacio. La investigación se desarrolló en una remota zona costera de la isla de Santa Cruz –la más poblada de todas– y en él participaron científicos del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) y la Universidad McGill de Montreal. El estudio se centró en una de las especies de pinzones más abundantes y extendidas por el archipiélago, el pinzón terrestre mediano, y de la que ya existía una serie de datos minuciosamente recopilados durante las dos últimas décadas. Los investigadores marcaron por primera vez a estos pinzones con diminutas mochilas electrónicas de apenas medio gramo de peso que les permitirían localizarlos tanto de día como de noche y rastrear así sus movimientos.

Un investigador andaluz arroja luz sobre la vida secreta de los pinzones de Darwin
Foto: Andrew Hendry.

¿Cuánto se mueve un pinzón?

Las localizaciones recopiladas a lo largo de tres semanas de trabajo de campo revelaron que los pinzones utilizaban diariamente una superficie total mucho mayor de lo que se pensaba, equivalente a 30 campos de fútbol. El estudio demostró, además, que las áreas de ceampeo pueden incrementarse durante la fase de alimentación de los polluelos, cuando los padres necesitan encontrar mayor cantidad de comida. “Conocer las necesidades reales de espacio de estas icónicas aves es crucial tanto para refinar la interpretación de los resultados de estudios previos como para asegurar su conservación en un paisaje cada vez más amenazado por la proliferación de zonas urbanas”, explica Marc-Olivier Beausoleil, estudiante de doctorado de la Universidad McGill y primer autor del trabajo.

Un investigador andaluz arroja luz sobre la vida secreta de los pinzones de Darwin
Foto: Andrew Hendry.

Los pinzones establecieron sus territorios de cría en un árido bosque de palosanto salpicado de cactus arborescentes. Los machos dedicaron la mayor parte de su tiempo a construir los nidos en un ir y venir frenético en busca de materiales, mientras que la tarea de incubar recayó íntegramente sobre sus parejas. Las localizaciones obtenidas durante el día mostraron que los pinzones rara vez se alejan de sus nidos más de un centenar de metros para buscar alimento o materiales de construcción. Entonces, ¿para qué necesitan tanto espacio?

Un investigador andaluz arroja luz sobre la vida secreta de los pinzones de Darwin
Foto: Andrew Hendry.

Mejor acompañadoes, también durante la noche

La mayoría de las aves muestran comportamientos sociales más o menos acusados. Las densas colonias de pingüinos o los ruidosos dormideros de estorninos son fiel testimonio del carácter social de estos seres. Es ciertamente difícil encontrar especies o facetas de la vida de las aves que no muestren siquiera trazas de una vida en grupo, pero, a menos que nidifiquen en grupo, rara vez se reúnen para dormir mientras están reproduciéndose. El reciente estudio realizado en Galápagos muestra que los pinzones de Darwin son una clara excepción. Los investigadores pudieron comprobar que la práctica totalidad de los pinzones marcados abandonaban sus territorios de cría tras la puesta sol y se desplazaban a una distancia cuatro veces mayor de la que normalmente cubrían en sus desplazamientos diurnos. El misterioso destino: un frondoso bosquete de ‘manzanillo de la muerte’ –un árbol llamado así por el carácter tóxico de sus frutos– situado a orillas del mar, donde casi un millar de pinzones se reúnen cada noche para descansar.

Es común observar agregaciones de pinzones en las zonas altas de las islas fuera del periodo reproductor; sin embargo, los autores no esperaban encontrar evidencias de comportamiento social en plena reproducción. “Dormir en compañía de otros ayuda a las aves a combatir el frío y a reducir el riesgo de depredación, aunque las ventajas de este comportamiento no son tan evidentes en un lugar en el que las temperaturas son suaves y los depredadores, escasos. Esto nos conduce a pensar que la tendencia de estos pinzones a formar dormideros sea un carácter que mantienen de sus ancestros continentales”, explica Carlos Camacho, investigador Juan de la Cierva en el IPE-CSIC y coordinador del estudio.

Los resultados de este trabajo plantean nuevos y emocionantes interrogantes para los científicos, al tiempo que proporcionan información de gran utilidad para la conservación de una biodiversidad y unos ecosistemas únicos en nuestro planeta.