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20 minutos, la mano de Víctor... y las de Goitia

Tres puntos de valor incalculable saludaron el estreno de Víctor Fernández y la excursión del Betis a Córdoba. El equipo quiso subir en velocidad y ritmo: ello le valió dominar la primera parte… y desplomarse a partir de la hora de juego. Justo ahí aparecieron las manos de Goitia: para salvar todo lo salvable.

el 31 ene 2010 / 19:45 h.

José Rodríguez de la Borbolla y Luis Miguel Martín Rubio, delante de los consejeros Jaime Rodríguez-Sacristán y Antonio Álvarez en el palco.
En la semana pasada nos preguntábamos si la destitución de Tapia y la llegada de Víctor no venían un poco demasiado tarde. El partido del Nuevo Arcángel ofreció las razones. Sin Tapia, con Víctor y con un equipo de Primera División, al menos por nombres, los jugadores del Betis quisieron ir a tope en la primera parte: subieron su ritmo habitual... y arrollaron al Córdoba, que recibió un gol de Pereira como un torpedo, mientras se movía penosamente entre un veloz enjambre de camisetas color naranja: el Real Betis Balompié mareaba al Córdoba.

Ante un Betis subido de vatios por el tam-tam de Emana y moviendo el balón a una velocidad extra, el Córdoba tiene tanta opción ante el Real Betis Balompié como el resto de los equipos de la categoría: ninguna. Con el hábil gol del vivo Pereira, primer tanto lejos de Heliópolis en más de cinco partidos y 460 minutos, aproximadamente, el Betis pasó al frente. Pero el Betis no está para muchas subidas de ritmo. O al menos, así lo ha dejado Tapia. En esta categoría, el equipo ha sido como un lujoso purasangre que ha pasado los meses estabulado, en vida regalada. Y así está. Cuando viene la carrera, el  gran caballo anda, pero anda bastante menos. Y cuando se motiva para arrear en la última recta, ofrece sensaciones majestuosas... hasta que le duran el ritmo y el aire.

A la hora de juego, el aire, el ritmo y el gas abandonaban los pulmones, los músculos y las piernas de los jugadores del Betis, junto al kilómetro 400 de la N-IV. Ahí llegó la expulsión de Rivas: cuando ‘pinchaban' Emana, Capi y el implicado Sergio García. El nombre y leyenda del Betis no cuentan en los arbitrajes de la Liga Adelante. Con la lengua fuera ante un rival que tocó a zafarrancho, aunque sin fútbol, el Betis vivió un infierno de veinte minutos junto al Arcángel. Ahí aparecieron tres manos providenciales de Goitia, que salvaron el partido y el estreno de Víctor. El despido de Tapia llegó justo, justito. Ojalá aún sea tiempo de ascender.

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