J. A. / D. C.
Una treintena de colegios urgidos de reformas solicitaron, en los últimos tres años, dinero de los Presupuestos Participativos para desatascar unas obras que llevaban dos años reclamando al Consistorio. Hartos de esperar, las Ampas han recurrido a las asambleas vecinales para dar una salida ágil a sus necesidades.
Cuando se estropea la calefacción de un aula, se oxidan las ventanas o hay goteras en el pasillo, la mayoría de los colegios de Sevilla no sabe si recurrir al Ayuntamiento o a la Delegación Provincial de Educación. Se supone que la Junta construye los colegios y el Consistorio los conserva. Siempre que el colegio no sea también instituto, en cuyo caso la responsabilidad es compartida. Y siempre que no haya de fondo un problema de seguridad para los alumnos, ante lo cual la responsabilidad también es compartida. Estos peros a la norma traen de cabeza a los directores y resulta más complicado si el Consistorio es de distinto color político al de la Junta. "Entonces lo que hacen es pasarse la pelota y volvernos locos", dice un director sevillano.
Casi el 30% de los colegios sevillanos ha descubierto que solicitar una obra menor a través de los Presupuestos Participativos sirve para desbloquear un proyecto que ya habían demandado al área municipal de Educación, a la de Urbanismo y a la Delegación de Educación de la Junta, sin obtener respuesta. Algunos de esos centros llegaron a denunciar el retraso de las obras en la oficina del Defensor del Pueblo. Al final, encontraron que los Participativos eran una "vía más rápida y eficaz".
Dos versiones. Según el Consistorio, los Participativos sirven para que sean los ciudadanos quienes den prioridad a unas actuaciones respecto a otras. El delegado de Edificios Municipales, Joaquín Díaz, admite que hay colegios que demandan las partidas que su área reserva a los Presupuestos Participativos, aunque rechazó que se trate de una vía rápida para resolver los retrasos: "Cualquier colegio dirá que su iniciativa es prioritaria, pero nuestra obligación es elegir según criterios técnicos".
Según las asociaciones de padres de los centros afectados, utilizaron los Participativos "como último recurso", para desbloquear un problema que habían denunciado al Ayuntamiento y que llevaba años atascado "sin que el Gobierno local cumpliese con su obligación de solucionarlo". "¿Por qué tienen un área para parchear la inoperancia de otra? El Consistorio no nos derivó a los Participativos, lo hicimos nosotros después de dos años esperando las obras", dice la portavoz del Ampa del Turina. Por esa disyuntiva ha pasado una treintena de centros: el Anibal González, el España, el Manuel Siurot, el Victoria Díez, el Joaquín Turina, el Pablo VI... El Joaquín Turina había pedido hace dos años al Consistorio que arreglase la losería de la entrada porque se quedaba anegada cada vez que llovía, pero hasta la semana no empezó la obra. "Optamos por los Participativos porque sabíamos que si se aprobaba la propuesta, el dinero se usaría sólo para eso", dicen desde el Ampa. En el colegio España, los padres hicieron un dossier con los desperfectos que tenía el centro y que incumplían la normativa contra incendios, la de instalación de agua, la del gas y el reglamento de baja tensión.
En tres años, se han invertido dos millones de Presupuestos Participativos en reformas, una cuarta parte del dinero que se necesita, según el libro blanco. En 2008 hay 11 actuaciones presupuestadas por 550.000 euros. Los 30 colegios están en Sur, Nervión y Este.
