El Carranza es el torneo talismán para un Sevilla que tratará de alzar su sexta conquista. Su obstáculo inicial, además de las lesiones, será el Valencia de Unai Emery, crecido tras desnudar en el Trofeo Naranja las carencias del Arsenal de Cesc. Renato y Drago, con dolencias, no figurarán en un once inicial en el que el reclamo será Kanouté.
Tras un desalentador inicio, el Sevilla de Manolo Jiménez cumplirá con su ritual veraniego talismán, el Ramón de Carranza, un torneo en el que se ha proclamado campeón en cinco ediciones y al que recurre para adquirir la madurez necesaria antes de la Liga. Los discretos registros de la Peace Cup, unidos a las derrotas en Palermo, han propiciado que el clásico gaditano sea un examen con mayúsculas.
El concurso del grupeto de internacionales augura un choque eléctrico. Urge ganar con solidez en un Sevilla con su artillería en la trinchera. Dragutinovic y Renato, con molestias, serán los únicos ausentes en una citación a la que regresa el malí Fréderic Kanouté. Sus abductores, cansados, han firmado una tregua y el Carranza será, quizás, su única aparición antes de la inauguración liguera en Valencia.
Luis Fabiano, con molestias y crecido tras ser decisivo en el último triunfo de Brasil, repetirá en una maquinaria en la que los galos Escudé y Squillaci han asumido el rol protagonista. La imagen de inconsistencia en la medular y la ausencia de goles en ataque propiciarán que Jiménez no recule y opte por disponer su once inicial. El Carranza será una prueba exigente para Zokora y Duscher, la pareja de mediocentros que tratarán de aplicar rapidez a la circulación blanquirroja, y Konko o Lautaro Acosta, cuyo protagonismo ha sido nulo en un inicio de pretemporada muy discreto.
Y el Valencia de Unai Emery, inmaculado en la ronda de amistosos -sólo perdió (2-0) ante el Manchester-, rendirá visita a Cádiz con la misión de alzar el clásico de los clásicos veraniegos y acrecentar las dudas en su primer rival liguero. El técnico del cuadro de Mestalla no podrá disponer de Asier del Horno y el luso Manuel Fernandes, lesionados. Jordi Alba, que continúa sin aclarar su futuro, Nacho González, con el cartel de transferible, y David Navarro son dudas por sus suaves dolencias musculares.
El Carranza es un torneo en el que el Sevilla ha firmado habitualmente un excelente papel. Inauguró el palmarés del evento en 1955 tras derrotar en la final al extinguido Athletic Club luso. Prolongó su hegemonía en 1956, cuando se impuso al Atlético de Madrid, y 1957, cuando, con el formato de cuadrangular ya instaurado, doblegó en la última criba al Athletic de Bilbao. 47 años de sequía hubo de paliar en la final de 2004, cuando noqueó, curiosamente, al Valencia.
Y en el anterior ejercicio, y tras vencer al Villarreal en una polémica semifinal, alzó su quinto Carranza ante el Cádiz, anfitrión y segundo en el ránking de títulos -con 7 en sus vitrinas-. Los amarillos, que inauguraron la LIV edición ante el Deportivo de Lotina, podrían alcanzar al conjunto con la singladura más sobresaliente, el Atlético de Madrid -8-. El Real Madrid, -con 6-, es tercero.
