La Sección Primera de la Sala de lo Penal condenó a penas de entre ocho años y medio y catorce años y medio a los 11 ciudadanos paquistaníes e indios detenidos en enero de 2008 y acusados de querer volar el metro de Barcelona por un delito de integración en organización terrorista y a dos de ellos por tenencia de explosivos.
La sentencia consideró probado que los 11 procesados tenían intención de atentar contra el transporte público, aunque carecen de pruebas suficientes para condenarles por conspiración para la comisión de homicidio o estragos. Los magistrados Javier Gómez Bermúdez, Manuela Fernández y Javier Martínez Lázaro aseguraron que los acusados integraban una célula radical que había tomado la decisión de "llevar a cabo una acción violenta, empleando material explosivo contra el metro de la ciudad de Barcelona, que pudiese provocar un elevado número de víctimas".
El grupo mantenía contacto con el líder talibán Baitullah Mehsud, vinculado a Al Qaeda, lo que permitió, según la sentencia, que se enviasen a Barcelona a personas que podían actuar como terroristas suicidas.
La resolución concretó que el material con el que se iban a llevar a cabo los atentados en el metro de Barcelona en 2008, se ocultaba en el domicilio que compartían dos de los detenidos en la calle Santa Madroña, junto con pilas, cables, rollos de alambre y cinta adhesiva, "todo ello destinado a la preparación de explosivos" que serían utilizados.
