A la espera del resultado final del proceso negociador en el que están implicados todos los partidos en busca de un mínimo acuerdo con el que afrontar con ciertas garantías desde Andalucía la crisis económica que nos atenaza, merece la pena reparar en algunas de las propuestas que se están poniendo encima de la mesa.
Y debe hacerse no sólo ya para determinar su capacidad de acierto o no si no también para aclarar la verdadera intención que guardan algunas de estas iniciativas. En este sentido, hay que resaltar los mensajes lanzados por UGT y CCOO quienes plantean, con sensatez, la necesidad de aprovechar esta coyuntura para que se efectúe un replanteamiento a fondo sobre el modelo productivo actualmente existente y que está dando evidentes señales de agotamiento.
Un sistema basado, fundamentalmente, en el fomento del consumo privado y, sobre todo, en el auge del boom inmobiliario, se ha comprobado fehacientemente que no es el mejor camino a seguir. Ya no hay dudas y son ya pocos los que se aferran al "ladrillo" como el mejor método para encontrar la salida adecuada al laberinto en el que nos encontramos. Apenas tienen fuerza moral para convencernos de que un urbanismo desaforado es la fórmula ideal.
Más campos de golf y más puertos deportivos
En este sentido hay que valorar en sus justos términos el valor de la sinceridad de los representantes de nuestra patronal. No se andan por las ramas. Ante la crisis, vienen a decir, más campos de golf y puertos deportivos. Aunque tan rotunda afirmación podrían completarla con otro deseo que seguro acarician y es que esos nuevos puntos de atraques deberían ir acompañados de la correspondiente bolsa de apartamentos turísticos. Ya se sabe, para que el negocio sea más redondo.
Sorprende en todo caso esta propuesta si se tiene en cuenta la situación en la que nos encontramos con un sector de la construcción con síntomas claros de asfixia y sin alternativa alguna. Auspiciados por la especulación pura y dura algunos realizaron pingües beneficios con auténticos pelotazos sembrando de corrupción muchos ayuntamientos. Con todo, sería injusto desacreditar globalmente esta actividad que se ha convertido durante años en la verdadera locomotora del crecimiento económico de nuestra comunidad.
Es el momento de mirar a la industria y al campo andaluz
Lo cierto es que ha llegado el momento en el que las apuestas salvadoras deben ir en otra dirección, tal y como se ha apuntado desde las sindicatos. Y en este sentido, se echa de menos un planteamiento desde la patronal más decidido con el fin de incidir en otras facetas de la economía andaluza en donde podrían estar las claves para salir del atolladero en el que nos encontramos.
Nos referimos a la industria y el campo andaluz, sectores siempre en un segundo plano y que podrían resultar ser la válvula de escape para llegar así a un modelo económico más estable y seguro. Claro que no resultan tan atractivos y, sobre todo, tan rentables a corto plazo para aquellos acostumbrados al negocio fácil y, por qué no decirlo, a la especulación pura y dura.
