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Abortado otro trágico 11-M

En opinión de los expertos policiales y judiciales España se ha librado estos días de un segundo 11-M casi de milagro. El juez ha mandado a la cárcel a un grupo de extremistas islámicos paquistaníes que pretendían atentar, según esas fuentes, en el Metro de Barcelona. Hasta seis suicidas que integraban la célula estaban listos para inmolarse en el suburbano.

el 14 sep 2009 / 23:08 h.

En opinión de los expertos policiales y judiciales España se ha librado estos días de un segundo 11-M casi de milagro. El juez ha mandado a la cárcel a un grupo de extremistas islámicos paquistaníes que pretendían atentar, según esas fuentes, en el Metro de Barcelona. Hasta seis suicidas que integraban la célula estaban listos para inmolarse en el suburbano. La réplica de la tragedia vivida en los cercanías de Madrid en los planes previstos por este comando de muerte es macabramente calcada. La entrada en acción de las Fuerzas de Seguridad evitó una nueva masacre de consecuencias espeluznantes pese a la absurda insistencia de las autoridades autonómicas catalanas en restarle importancia cuestionando incluso sin pruebas la propia existencia de ese presunto grupo integrista. Un grave error. Ante el terrorismo sea de signo que sea no vale mirar para otro lado ni tratar de dulcificar sus dramáticas posibilidades. Al impecable trabajo policial y la desolación lógica de la mayoría del amplio colectivo paquistaní que vive y trabaja en paz en Barcelona le debe suceder ahora la acción de las justicia llegando hasta las últimas consecuencias. En una sociedad democrática sólo los jueces tienen la última palabra ante los delitos. Las posibles tentaciones de algunos grupos sociales extremistas de satanizar a los colectivos inmigrantes a los que pertenecen los acusados y los presuntos suicidas deben ser cortados de raíz. Porque atentan directamente contra los valores democráticos. Los españoles demostraron el 11-M ser muy capaces de separar el polvo de la paja tras aquel brutal atentado. La fuerte presencia de ciudadanos paquistaníes en algunos barrios barceloneses quizá necesite hoy de un plus de serenidad. Pero es el único camino. Frente al terrorismo islamista las democracias sólo pueden enfrentar el trabajo de todas las fuerzas de seguridad perfectamente coordinadas y la consiguiente actuación de la justicia con todas las garantías que contempla la ley para los propios acusados. En la operación de Barcelona la fórmula ha funcionado a la perfección por suerte para todos.

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