Hubo un día en que un Zeppelin sobrevoló Sevilla. Su nombre siempre fue asociado a una barriada, la de Aeropuerto Viejo. Incluso en la actualidad su asociación de vecinos se llama de tal manera. Las primeras gentes que habitaron tal lugar, se encontraron con multitud de penurias. Para un mal chiste, la no recalificación de rústico a urbano del Ayuntamiento de turno, porque la barriada se encontraba en el cono sónico del aeropuerto. Se les olvidó que primero existió la barriada, y luego, se construyeron las pistas y la terminal. Fuera de bromas, lo cierto es que esos 3.000 sevillanos que allí viven, por fin tienen el agua de Emasesa a las puertas de sus casas, cuentan con un flamante ciber centro cultural, algo impensable hasta hace poco, Tussam llega allí con regularidad, y un médico pasa consulta cada tarde de lunes a viernes. Qué importante es la micropolítica en comparación a los grandes números. Y cómo agradece todo el mundo que alguien se acuerde de ellos. Tan sencillo.
Periodista
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