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Al infierno van los débiles

El Sevilla no tiene que conquistar la antigua Constantinopla, no tiene que ejercer ninguna cruzada, no tiene que pelearse con los elementos ni con las invenciones, el Sevilla tiene que salir, como mínimo, vivo, entero y sin quemarse del infierno turco que le ha preparado el Fenerbahçe. Foto: Efe

el 15 sep 2009 / 00:22 h.

El Sevilla no tiene que conquistar la antigua Constantinopla, no tiene que ejercer ninguna cruzada, no tiene que pelearse con los elementos ni con las invenciones, el Sevilla tiene que salir, como mínimo, vivo, entero y sin quemarse del infierno turco que le ha preparado el Fenerbahçe. Los cuartos de final están en juego.

Y lo mejor es que este equipo ha demostrado de forma sobrada que sabe sufrir en cada 'infierno' que ha visitado. Ejerce el Sevilla de un calmado Dante cuando desciende a los bajos fondos, como guiado por Virgilio ante los círculos de los condenados.

Ya conoce de sobra los odios griegos, la enemistad de los germanos, se ha jugado la vida ante incansables ingleses, ante rudos navarros o ante el enemigo más peligroso y a la vez más cercano. Y de todos ellos salió vivito y coleando el Sevilla. Tanto es así que, sin ni siquiera pisar el Purgatorio, alcanzó el Paraíso para saborear la gloria de los títulos. Ahora toca bajar de nuevo al Infierno, turco éste.

El sentimiento de ofensa llegó esta vez antes que la afrenta, nunca llevada a cabo, pero el caso es que el ambiente se ha ido calentando en Estambul contra el conjunto nervionense y, sobre todo, contra su entrenador, Jiménez, debido a sus palabras nunca dichas sobre el flojo nivel del Fenerbahçe. La hostilidad hecha afición aguarda en las gradas del Sükrü Saraçoglu.

Pero no podía ser menos, con o sin polémica. La mayor competición continental llega a la fase de los fuertes, los que vacilan son condenados. En Estambul se ven la caras dos novatos en esta ronda de Liga de Campeones. Los dos están a un paso de reescribir su historia, unos para superarla y otros, los sevillistas, para igualarla y lograr por segunda vez en su historia disputar los cuartos de final de Liga de Campeones, de la Copa de Europa, de la máxima competición continental europea en definitiva.

Momento dulce. Sucede además que este envite aparece para el equipo andaluz en uno de los mejores momentos de la temporada. Parece, por fin, haber enderezado el rumbo en la Liga y la moral está por las nubes. Lógicamente, no es casualidad que esta buena etapa coincida con la recuperación y la participación de los jugadores más importantes de la plantilla. Ahora que puede presentar su equipo de gala, con dos extremos en estado de gracia, con dos centrales de garantías (si opta Jiménez, como parece, por Escudé y Drago), con el problema del lateral zurdo solucionado (cada día mejor Adriano) y con una medular y una delantera envidiable, el Sevilla debe demostrar que tiene derecho a entrar en el olimpo europeo, entre los ocho mejores clubes del torneo.

Rival incómodo. Desde luego, cuando tocó en el sorteo, fue bien acogido el enfrentamiento ante el Fenerbahçe, pero eso no quiere decir que el conjunto turco no tenga sus armas, que las tiene, y muy peligrosas. Mezcla el equipo dirigido por Zico, el Pelé blanco, el ímpetu turco con la calidad y el toque de los muchos brasileños que tiene en su plantilla. Buenos ejemplos de ello son el joven lateral derecho, ya internacional, Gökän, un defensor al estilo de Daniel Alves con mucha proyección ofensiva, y Alex, el más temido del equipo otomano.

Sus disparos a balón parado lo convierten en el más peligroso del equipo, que cuenta además con una pléyade de secundarios digna de mención: Lugano y Roberto Carlos en defensa, y Ap- piah, Deivid, Kezman y Sentürk de centro del campo en adelante. Al final, los actores de la (Divina) comedia serán estos, y no los de la grada, por mucho que griten.

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