Hay que esperar al comportamiento que hoy tendrán los mercados para conocer si el mensaje de apoyo a Grecia lanzado ayer por Alemania y Francia ha calado o se trata, una vez más, de palabras vacías de contenido.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, se mostraron "convencidos de que el futuro de Grecia está en la Zona Euro", tras una videoconferencia con el primer ministro griego, Yorgos Papandreu. Según un comunicado conjunto, ambos líderes subrayaron en la reunión la necesidad de que, "más que nunca", se apliquen las decisiones adoptadas el pasado 21 de julio por los jefes de Estado y de Gobierno de la Eurozona para garantizar la estabilidad de la región monetaria.
Además, trasladaron al primer ministro griego la importancia de que se cumplan de forma "estricta y efectiva" las medidas del programa de ajuste de la economía de Grecia apoyado por los países de la Zona Euro y por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El cumplimiento de las medidas de ajuste es la condición impuesta para el desembolso de futuras líneas de préstamo al país.
"La puesta en práctica de los compromisos del programa es indispensable para que la economía griega pueda recuperar la vía de un crecimiento duradero y equilibrado. El éxito del plan de ajuste griego aportará estabilidad a la Zona Euro", reza la nota.
Papandreu reiteró "la determinación absoluta de su Gobierno de adoptar todas las medidas necesarias para poner en marcha el conjunto de los compromisos adoptados". Ayer, sin ir más lejos, anunció otro recorte de funcionarios y que parados y discapacitados no estarán exentos de pagar la tasa inmobiliaria.
Como la cita tuvo lugar con las bolsas ya cerradas, los mercados cambiaron el foco de su interés y se centraron en las palabras del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que despertaron el espíritu comprador de los inversores con la sola mención de los eurobonos.
Y es que Durao Barroso anunció ante el Pleno de la Eurocámara su intención de presentar "pronto" opciones para introducirlos, aunque dejó claro que la emisión de deuda respaldada por los países de la Eurozona no constituye una "solución inmediata" a la actual crisis, ya que "llevará tiempo" ponerlo en marcha.
La prioridad ahora, sostuvo Barroso, es que Grecia cumpla el plan de ajuste al que se ha comprometido a cambio del rescate y que el resto de Estados miembros ratifiquen este mes el acuerdo de la cumbre del 21 de julio para flexibilizar el fondo de rescate de 440.000 millones, de forma que pueda comprar bonos en los mercados secundarios.
"La Comisión presentará pronto opciones para la introducción de eurobonos. Algunas de estas opciones pueden aplicarse según el actual Tratado, otras requerirían un cambio de Tratado", dijo el presidente del Ejecutivo comunitario.
"Pero debemos ser honestos. Ello no traerá una solución inmediata para todos los problemas a los que nos enfrentamos", insistió. "No confundamos estos proyectos de mayor integración con las necesidades inmediatas. Las ideas que requieren importantes cambios en el Tratado no pueden sustituir a que Grecia haga su trabajo o a que los países de la Eurozona refuercen su vigilancia fiscal", apostilló.
En una intervención posterior, el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, puntualizó que la emisión de eurobonos "deberá ir acompañada de una vigilancia fiscal sustancialmente reforzada y mayor coordinación económica como contrapartidas esenciales para garantizar finanzas públicas sostenibles". "Ello tendrá consecuencias para la soberanía fiscal de los Estados miembros, lo que exige un debate sustantivo entre los países de la Eurozona para ver si están dispuestos a aceptarlo", advirtió.
La introducción de los eurobonos ha sido reclamada por economistas y exlíderes europeos como la respuesta definitiva a la crisis de deuda. Pero Alemania se ha opuesto hasta ahora alegando que restará incentivos a los países con problemas para llevar a cabo los ajustes y que aumentará sus costes de financiación.
No obstante, Merkel ha empezado a cambiar de postura por la gravedad de la crisis y podría respaldar en la cumbre de líderes de octubre la creación de una Agencia Europea de Deuda.
Mientras, los Estados continúan haciendo sus deberes. Italia aprobó ayer el plan de ajuste de 54.000 millones impulsado por Berlusconi por 314 votos a favor y 300 en contra, que implica un alza del IVA al 21%, la eliminación de las administraciones provinciales y un impuesto del 3% para rentas de más de 90.000 euros.
