J. Rubio / I. Campanario
El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, anunció el jueves que Bruselas lanzará una propuesta de "medidas fiscales" de efectos a corto plazo y coordinadas en toda la UE para salir de la crisis y advirtió a los Estados de que el Pacto de Estabilidad (3% de déficit) está para cumplirse.
En un momento en el que varios gobiernos europeos, entre ellos el español -el propio José Luis Rodríguez Zapatero lo dijo ayer-, ya advierten de que no se ajustarán al 3% de déficit público que marcan las reglas comunitarias, ante la actual crisis económica y la necesidad que tienen de acometer nuevas medidas de estímulo, Joaquín Almunia aseguró que la "flexibilidad" no ha de implicar saltarse las normas y que la sociedad no entendería que se pongan en peligro las cuentas públicas y, con ello, el sistema de protección social -pensiones incluidas- del que actualmente gozamos.
Almunia, en una Conferencia-almuerzo organizada en Sevilla por El Correo de Andalucía con el patrocinio de Cajasol, anunció que la próxima semana la Comisión Europea planteará una propuesta de impulso fiscal que, para ser efectiva y sin efectos perniciosos, ha de estar sustentada sobre cuatro pilares. El primero, que sea de carácter temporal, y suprimida, pues, una vez que la economía mejore.
El segundo, que se enfoque realmente a las actividades y a la inversión que tiren de la demanda (consumo), puesto que no se trata "de tirar billetes desde un avión, sino de acertar con el tiro". El tercero, que las medidas hay que emprenderlas "ya, porque no tenemos tiempo para perder el tiempo". Y cuarto, que debe regir una acción coordinada a escala europea, lo contrario llevaría aparejados conflictos entre los socios.
Si bien el comisario no citó a ningún Estado, admitió que el margen de maniobra fiscal que queda, vía presupuestos, es de los países -"el nuestro [Comisión Europea] está agotado"-, pero los estímulos fiscales han de ser compatibles con la disciplina fijada en el Pacto de Estabilidad.
Joaquín Almunia destacó que la "increíble" cantidad de dinero que se ha puesto a disposición del sistema financiero ya está dando sus frutos, y ahí está, por ejemplo, la bajada del Euríbor, consecuencia a su vez de la mejora del mercado interbancario (los préstamos de los bancos entre sí) y de los recortes de tipos en la Eurozona, sobre los que vaticinó que "posiblemente vendrán más".
Consideró, además, que España no ha de hacerse demasiadas ilusiones al no haber entrado en recesión en el primer semestre, como sí la Eurozona, ya que en el último trimestre, y tras acumular dos, también caerá en los números rojos.
Al ser preguntado sobre cuándo saldremos de ésta, el comisario recordó la dificultad que entraña hacer pronósticos en este escenario -"que no es una recesión cualquiera, sino una crisis de profundidad extraordinaria"-. "Saldremos en un periodo razonable y con unas herramientas [modelo económico] que no sean las mismas que nos condujeron hasta aquí, a este agujero". Un año y arriba.
Al abordar la situación particular de España, el titular de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE apuntó que son necesarias más reformas estructurales, aunque primero están las que se aborden a corto plazo para solventar la crisis, y sí es urgente hacer "una reflexión muy seria" sobre cómo funciona su mercado de trabajo, e hizo hincapié en la "fragilidad" de su patrón de crecimiento económico -léase, mucho ladrillo-, la falta inversión empresarial en I+D y la rémora que, para el futuro, supone el alto índice de fracaso escolar. Y, además, el debate sobre la energía nuclear "hay que abrirlo".
En su conferencia, bajo el título Qué sistema de gobernanza económica global emergerá de la crisis, dos serias advertencias: que a la crisis económica sucede otra social (subida del paro, impagos, temor a conflictos) y más hambrunas en países en vías de desarrollo.
