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Amsterdam

Amsterdam no es hermana de Sevilla sino madre nutricia cervecera por mor de Heineken. Es una ciudad casi peatonal, con carriles bici -uno por habitante (750.000)-, tranvía, como Calahorra, con sus catenarias y gong amortajado, mucho comercio y muchas librerías.

el 14 sep 2009 / 21:22 h.

Amsterdam no es hermana de Sevilla sino madre nutricia cervecera por mor de Heineken. Es una ciudad casi peatonal, con carriles bici -uno por habitante (750.000)-, tranvía, como Calahorra, con sus catenarias y gong amortajado, mucho comercio y muchas librerías. Turística y pujante en lo económico, cuenta con el quinto puerto y aeropuerto de la UE; encuentras taxi cuando quieres gracias a la decisión de liberalizar el servicio. Debido a tan "extravagante" medida, según sus detractores, "los taxistas te clavan, si te escantillas, y casi ninguno habla buen inglés". Es una ciudad que sabe quiénes son sus putas -están a la vista-, que se fuma la Guayana en papelillos y donde las reinas, con la Reina, celebran el Día de la Reina.

Pequeñas libertades sólo posibles cuando se ha ganado hace siglos la libertad con mayúsculas. No hay coronaciones, centenarios, botellonas, ni huele a incienso pero hay muchas librerías. Reboza actividades culturales -el de la Ópera, por caro, con bronca en su construcción y refrendo masivo en su vida diaria-, de museos, hasta tal punto que las litografías de Rembrandt compiten con las ensaimadas mallorquinas; es curioso, el acto cultural central no es un universal pregón sacrocívicomilitar; una rareza propia de la patria de Spinoza, vecino de Erasmo, pero hay muchas librerías.

No se echan de menos púlpitos de papel desde donde se cuide que las mentes y los gustos no descarríen y los tranvías no descarrilen. Por esa carencia, quizá el metro, la nueva línea de Rokin, no se termine hasta 2011 y no se quiten las catenarias. En Amsterdam hay cerveza, negocio, paz, libertad y muchos libros.

Javier Aroca es licenciado en Derecho y Antropología

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