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Andalucía toma la delantera en España con el derecho a una muerte digna

El Gobierno andaluz se convirtió ayer en el primero en España en regular por ley el derecho a la muerte digna. Los pacientes terminales podrán elegir desconectarse de un respirador si su estado es irreversible y optar por la sedación para aliviar el sufrimiento final.
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el 16 sep 2009 / 04:03 h.

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M. Ruiz Rico / I. Morillo

El Gobierno andaluz se convirtió ayer en el primero en España en regular por ley el derecho a la muerte digna. Los pacientes terminales podrán elegir desconectarse de un respirador si su estado es irreversible y optar por la sedación para aliviar el sufrimiento final.

Ni la eutanasia ni el suicidio asistido tienen cabida en el ordenamiento jurídico español. Por eso la ley andaluza que ayer enfiló su camino hacia el Parlamento no regula ninguno de esos dos supuestos, insistió la consejera de Salud, María Jesús Montero. No se puede buscar deliberadamente, ni inducir, la muerte del paciente, sino aliviar el sufrimiento. No se le puede administrar un fármaco para que muera, pero sí desconectarlo de un respirador artificial si esa máquina es la única que lo mantiene con vida.

Se trata simplemente de que el enfermo terminal elija cómo quiere morir y que pueda optar por hacerlo "sin dolor, agonía o encarnizamiento". También de que los profesionales sanitarios estén bien protegidos jurídicamente a la hora de ayudar a un paciente a no prorrogar artificialmente su vida. Con esta ley en vigor serían impensables casos como el del Hospital de Leganés, donde la Comunidad de Madrid sentó en el banquillo a un médico y su equipo acusándolo de sedaciones irregulares. Precisamente ayer el que se sentó ante el juez fue el ex consejero de Sanidad por denuncia falsa.

La ley obliga al médico a dar toda la información al paciente, sin edulcorantes, para que éste pueda decidir libremente. Si el menor tiene los 12 años podrá opinar, aunque decidirán sus representantes legales. A partir de los 16, prestarán ellos mismos su consentimiento.

Los hospitales, tanto públicos como privados, deberán vigilar que el deseo del paciente se cumpla por encima de todo. Más allá de discrepancias médicas. El enfermo podrá elegir si quiere recibir los cuidados paliativos en su casa o en el hospital. Se le debe garantizar una habitación individual, intimidad y facilidades para que su familia esté cerca.

El Estatuto de Autonomía de Andalucía ya debatió este asunto y finalmente recogió, por un acuerdo unánime de PSOE, PP e IU, un artículo que garantizaba el derecho a morir con dignidad. La ley, que ayer fue enviada a la Cámara autonómica para su aprobación definitiva, cumple con ese mandato legal. El Gobierno andaluz presentó un primer borrador el pasado septiembre y desde entonces se ha sometido a una intensa discusión con medio centenar de colectivos.

La norma que permitirá a los pacientes en Andalucía decidir cómo quieren morir será de obligado cumplimiento para las instituciones sanitarias públicas y privadas. Según dejó claro la consejera de Salud, no cabe la objeción de conciencia de los profesionales. Éste asunto ha estado en el centro de la discusión y finalmente -con asesoramiento del Consejo Consultivo y de la Cátedra de Bioética de Granada- se ha desechado. Sobre todo, explicó la responsable de la Junta, porque no se puede objetar contra una ley que regula un catálogo de buenas prácticas clínicas. En situaciones excepcionales y cuando surja un conflicto, será la dirección del centro la obligada a vigilar que se cumpla el deseo del paciente. Si existen dudas o discrepancias, cada hospital podrá acudir a un Comité de Ética Asistencial, que dirá qué hacer.

Los andaluces podrán declarar en su testamento vital si no desean prorrogar su vida en un caso irreversible o si elijen que se les aplique un tratamiento contra el dolor aunque suponga vivir menos tiempo. Ya se puede hacer una declaración de la voluntad vital anticipada -15.600 andaluces la tienen- en cualquier centro de salud o en oficinas de la Consejería. Cuando entre en vigor la ley se podrá hacer este testamento en cualquier ayuntamiento o donde haya un funcionario acreditado. Se trata de hacerlo más fácil. Decir con anticipación qué quiere que haga el médico cuando le toque morir, aseguró la consejera, es lo más recomendable. Se decide de forma más serena. Si el paciente no tiene ese documento, puede igualmente elegir mediante un formulario de consentimiento informado. Y si tiene testamento y quiere revocarlo, no habrá problema.

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