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Autor: Juan Ganfornina (Sevilla)

Sus aguas se apaciguan en las proximidades de su desembocadura iluminadas por los últimos destellos del sol en uno de esos atardeceres interminables que se dibujan en su horizonte. En la orilla, una estaca solitaria y las ramas de un viejo eucalipto acompañan al Guadalquivier en este espectacular momento.

el 14 sep 2009 / 23:33 h.

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Sus aguas se apaciguan en las proximidades de su desembocadura iluminadas por los últimos destellos del sol en uno de esos atardeceres interminables que se dibujan en su horizonte. En la orilla, una estaca solitaria y las ramas de un viejo eucalipto acompañan al Guadalquivier en este espectacular momento.

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