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Betis-Murcia: la final nuestra de cada día

El Betis recibe este mediodía al Murcia y no le queda otra que ganar. Levante y Cartagena vencieron y el ascenso, antes del partido, se le ha ido a siete puntos de distancia.

el 08 may 2010 / 18:56 h.

Cuando terminó el Betis-Elche y no quedaba casi ningún futbolista verdiblanco en la zona mixta, uno de ellos, con el sonrojo de la vergüenza por la derrota todavía en el rostro, dejó esta reflexión con los micrófonos ya apagados y los cuadernos cerrados: "Estamos obligados ganar los dos próximos partidos. Si somos incapaces de vencer al Murcia en casa, no merecemos subir a Primera". Bueno, pues ese encuentro ha llegado y el Betis viene de no cumplir el primero de los requisitos que pedía ese jugador, un hombre de peso en el vestuario. El conjunto de Heliópolis no fue capaz de derrotar a Las Palmas, así que aquellas palabras cobran ahora más vigor: si hoy tampoco sabe batir al Murcia, quinto por la cola y empatado a puntos con la zona de descenso, no es que el Betis no merezca ascender, es que casi se quedará sin opciones matemáticas, al margen de los méritos o deméritos que haya podido contraer a lo largo de la temporada.

Este Betis-Murcia es otra final para la escuadra de Víctor Fernández. Es más, quizás sea la definitiva. Los béticos estarán ya hasta la coronilla de leer y oír una semana sí y otra también que su equipo afronta una final por el ascenso. Es comprensible. También los periodistas están hartos de escribir y radiar una semana sí y otra también que al Betis sólo le vale ganar al rival de turno para seguir creyendo en el ascenso. Es más, los futbolistas y el técnico seguramente también están cansados de salir al campo una semana sí y otra también sabiendo que la vida se les va en cada puntito que se les escapa. Pero es lo que hay. El Levante y el Cartagena ganaron ayer (0-1 en Huelva y 2-1 al Numancia, respectivamente) y el Betis vuelve a alejarse de la meta. Los números, irrefutables y crueles, llevan a la conclusión de que un tropiezo dejaría a los verdiblancos a seis o siete puntos del ascenso con sólo 18 en juego por delante. La cuenta, de verdad, da mucho, mucho miedo.

El partido, aun siendo idéntico a tantos otros que ha ido disputando el Betis desde que cambió de entrenador, tiene algo distinto. Caffa lo comparó con el de Cartagena, donde los heliopolitanos marcaron un punto de inflexión que en las seis últimas jornadas se ha ido diluyendo. Convertir este encuentro en otra referencia que señale un antes y un después quizás se le ha pasado por la cabeza a Víctor, que ayer, por primera vez bajo su mandato, convocó a todos los futbolistas profesionales que están en disposición de competir, veintidós en total. Están los tres porteros, hombres totalmente defenestrados como Sunny o Juande y ni siquiera faltan los lesionados que acaban de recuperarse, como Nelson u Odonkor. Quienes ya no aparecen, y es un dato significativo, son filiales tipo Miki Roqué o Sergio León. Ha llegado la hora de la verdad y la responsabilidad es para los profesionales.

También por eso, porque la presión es máxima y porque debe inventar algo para virar el rumbo de un equipo que parece a la deriva, hará el técnico una pequeña revolución en el once titular. Una de las pocas certezas es la presencia de Pavone. No juega desde hace dos meses y no marca desde hace medio año, pero Víctor, sin Sergio García y muy pronto sin Emana, busca revulsivos de debajo de las piedras y lo último que ha encontrado en la plantilla es un delantero que al principio del curso fue resolutivo y determinante y que a partir de noviembre simplemente desapareció. Conociendo un poco la esencia del Betis, quién sabe si Pavone retorna hoy del mundo de los muertos para dar la vida a su equipo.

En cuanto al resto de novedades, puede que Arzu actúe de central o puede que Víctor no quiera mermar tanto el centro del campo, puede que Fernando Vega oficie de lateral derecho, puede que Iriney vuelva a quitar el sitio a Aurelio... Hay muchos ‘puede', demasiados para un equipo que a estas alturas debería figurar un poco más arriba en la clasificación de Segunda y que hoy, ante un rival que es el quinto por abajo y que lleva cinco jornadas sin ganar, no tiene derecho a no vencer.

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