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Betis-Rayo: las finales que no cesan

El Betis se enfrenta este mediodía al Rayo y tiene ante sí la ocasión de abrir el primer hueco importante de la temporada. Si gana, tendrá cinco puntos más que el tercero.

el 30 oct 2010 / 21:15 h.

Rubén Castro y Pepe Mel, ex del Rayo, junto a Fernando Vega, que se cae por lesión.
Tal día como ayer hace cien años nació el poeta Miguel Hernández, cuya obra más conocida es El rayo que no cesa, así que la efeméride sería la coartada perfecta para enlazar con el Betis y la visita de otro Rayo que no cesa, en este caso de pelear por los puestos de ascenso directo a Primera División. Pero no está el Betis para poesías, metáforas, rimas ni juegos de palabras en general. El club verdiblanco sólo está para lo que está, que es ganar y volver a ganar y no parar de ganar con tal de que a principios de junio del año que viene, cuando finalice la liga regular, su paso por Segunda se haya convertido al fin en una pesadilla que, al contrario que el rayo de Miguel Hernández, ha cesado. Y ahora sí que se ha terminado la poesía.

El Betis recibe este mediodía al Rayo Vallecano en el Benito Villamarín. Eso quiere decir que se enfrenta al tercer clasificado, y por tanto el único adversario en disposición de arrebatarle el liderato. También significa que Pepe Mel y Rubén Castro son hoy enemigos de su antiguo equipo: el míster lo dirigió durante dos temporadas y media, hasta que fue destituido a principios de este mismo año, y el canario marcó goles para el equipo de la franja roja durante la pasada campaña. Y por supuesto equivale a otro partido en casa, lo que invita a dos reflexiones: la primera, que el Betis ha ganado todos sus encuentros ligueros como local, cuatro, por lo que va a la búsqueda de su quinta victoria consecutiva; y la segunda, que dios coja confesados a los futbolistas, porque si el césped ya era mitad desierto mitad jardín el miércoles, cómo no podrá estar hoy después de la lluvia que ha caído en estos dos últimos días.

Esté como esté la hierba, por lo menos en la parte donde haya hierba propiamente dicha, el Betis tiene ante sí la primera oportunidad de la temporada para abrir hueco. La jornada ya empezó bien para sus intereses, con el empate del Celta en Huelva el viernes, y ayer prosiguió con los mismos parámetros: Las Palmas perdió en Ponferrada, el Xerez fue goleado en Granada... En caso de vencer y almorzar con 25 puntos en las alforjas, el Betis tendría ya cinco de ventaja sobre el tercero, a la sazón el propio Rayo, y aumentaría su colchón respecto a la frontera del play off a nueve o diez puntos, según cómo quede el Alcorcón. Y en el peor de los casos, que también es posible, al conjunto de Mel le cabe el consuelo de saber que continuará entre los dos primeros aunque pinche hoy.

Como la trayectoria del equipo hasta ahora es inmaculada, y pudo comprobarse a la perfección en el Helmántico, lo más normal es que Mel repita esa última alineación. La recuperación física de Miguel Lopes se lo permite, aunque el técnico madrileño, por lo que pueda pasar, convocó ayer a diecinueve hombres. Lo que no hará el míster heliopolitano es alinear a su tridente: ya advirtió el viernes que no ve viable esa alternativa mientras Jorge Molina no se encuentre al cien por cien. La experiencia copera frente al Zaragoza se lo dejó muy claro.

Por lo demás, el atractivo (a no ser que el césped diga lo contrario) encuentro de la matinal reúne otra vez al mejor ataque con la mejor defensa de Segunda División, algo que viene siendo costumbre en los envites del Betis. Ya le ocurrió ante el Elche, que no había encajado ningún gol hasta la visita verdiblanca al Martínez Valero, y volvió a sucederle frente al Salamanca, que también tenía la portería menos batida hasta el pasado domingo. El Rayo no sólo es el único equipo que puede dejar al Betis sin liderato; también es el que le impide ostentar la condición de más goleador y menos goleado. La escuadra que los Ruiz Mateos han puesto en manos de José Ramón Sandoval, sucesor y compañero de Mel, llegó ayer a Sevilla con una baja muy importante, la de su central Amaya.

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