El proyecto Caixaforum ha sido la única propuesta presentada en el concurso para la implantación de un centro cultural en las Reales Atarazanas.
El plazo para formular peticiones alternativas finalizó ayer sin que se registraran proyectos de otros interesados, según ha informado hoy en un comunicado la Consejería de Cultura.
Así, la conversión de las Reales Atarazanas en centro cultural Caixaforum prosigue el procedimiento administrativo de implantación, después de que la Junta recibiera el pasado diciembre por parte de la Obra Social de 'La Caixa' una solicitud oficial de concesión demanial (uso temporal de un bien público) de las Reales Atarazanas de Sevilla.
Transcurrido los plazos fijados, se realizará la propuesta de otorgamiento de la concesión firmada por la Secretaría General Técnica de la Consejería de Cultura y, posteriormente, se procederá al acuerdo de otorgamiento por la Consejería de Cultura, en el que se aprobarán los pliegos de cláusulas administrativas particulares que regularán la Concesión.
La Consejería de Cultura valora la petición de La Caixa, pues "conservándose el bien en la esfera del dominio público de la Administración andaluza, se asegura su conservación permanente y utilización constante para fines de interés general sin coste alguno para el erario público".
De este modo, se conseguiría la rehabilitación definitiva de todas las naves de edificio a través de un proyecto arquitectónico "respetuoso" con los valores del monumento, agrega la nota.
En este sentido, la Junta recuerda que las obras que se acometan persiguen, tanto la restauración de este Bien de Interés Cultural, como la instalación en el mismo de un CaixaForum destinado a actividades culturales y artísticas.
Las Reales Atarazanas de Sevilla forman un edificio mandado levantar por Alfonso X el Sabio en 1252, según consta en la lápida fundacional, para la construcción de barcos que navegaran por el vecino Guadalquivir y el Mediterráneo y, más tarde, se prepararon allí las naves que mercadeaban entre el viejo y el nuevo mundo.
El conjunto, apoyado en la muralla almohade, ocupaba gran parte del antiguo arenal de la ciudad y, por tanto, tenía una salida directa al río.
La actividad como astilleros se transformó al instalarse en la primera nave la pescadería, hasta entonces ubicada en la Plaza de San Francisco y, a finales del XVI, las naves 13, 14 y 15 se transformaron para alojar la aduana, constituyéndose como entidad autónoma dentro del espacio general.
De su uso marinero y primera sede de la Casa de la Contratación, pasó a un uso puramente militar que ha continuado casi hasta nuestros días y, en 1993, la Junta de Andalucía compró el edificio a la Gerencia de Infraestructura de Defensa.
