Canadá no pudo sumar oro alguno en los dos anteriores Juegos Olímpicos que organizó, pero en los terceros, los de invierno de Vancouver 2010, sus deportistas explotaron, y no sólo inauguraron su casillero de títulos en casa, sino que lideraron la tabla final de medallas, con hasta 14 oros, más que nadie en la historia.
En los Juegos de Verano de 1976 en Montreal los anfitriones no pudieron ganar oro alguno. Y en los siguientes organizados por Canadá, los de invierno de Calgary de 1988, se repitió la historia y sus deportistas volvieron a marcharse sin primeros puestos.
Pero a la tercera llegó la vencida. El botín final de medallas de oros del equipo anfitrión (14) fue el mayor de todos, lo que desató la locura de todo un país entregado desde el primer días a unos Juegos que acabaron en éxtasis y un desenfrenado orgullo patrio, sobre todo con el triunfo final del equipo masculino de hockey sobre hielo, el deporte nacional.
Los anfitriones se convirtieron en los mayores acaparadores de oro de la historia, al superar a dos naciones que tenían el récord de títulos olímpicos en una misma cita: Noruega ganó 13 en Turín 2006, y la Unión Soviética alcanzó esa cifra en Innsbruck 1976.
Alemania acabó segunda en el medallero con 30 trofeos totales, repartidos entre 10 oros, 13 platas y 7 bronces, y Estados Unidos fue el país con más trofeos (37), pero con nueve oros. Noruega, el país con más medallas en la historia el olimpismo invernal, superó el centenar histórico de oros.
Vancouver 2010 empezó el viernes 12 de febrero de la peor de las maneras, con una muerte. El piloto de luge georgiano Nodar Kumarfitashvili perdió la vida durante un entrenamiento en la pista de Whistler. Se salió del trazado en la última curva y se golpeó con violencia contra un pilar de cemento.
La ciudad canadiense cede ahora el testigo a la rusa de Sochi, que organizará los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 a orillas del Mar Negro.
ESPAÑA, MUY DISCRETA
La catalana Queralt Castellet, duodécima en la prueba de half-pipe de snowboard; la andaluza Carolina Ruiz, decimoquinta en descenso de esquí alpino; y el madrileño Javier Fernández, decimocuarto en patinaje artístico, fueron los únicos españoles que se clasificaron entre los primeros quince en sus competiciones.
Quitando estos resultados y la buena imagen que dieron la otra joven patinadora artística, la canaria afincada en Madrid Sonia Lafuente, y el piloto catalán de skeleton Ander Mirambell, del resto poco se puede destacar.
Salvo que la andaluza María José Rienda –después de estar tres temporadas parada a causa de dos graves lesiones y que llegaba sin posibilidades de éxito– pudo celebrar en Vancouver su quinta comparecencia olímpica.
La granadina acabó el gigante en el puesto 38 y entró en un selecto club integrado por sólo catorce deportistas españoles, superados por el dúo con seis presencias olímpicas que forman el waterpolista Manel Estiarte y el jinete Luis Álvarez Cervera.
