Dice el dicho chino, o dicen que dice, que cuando el sabio señala la luna, el necio mira al dedo. Parafraseando al chino -si es que lo era- que lo inventó, hoy podemos decir de algunos políticos que cuando alguien señala un problema, los hay que miran la denuncia, y no al problema. De ahí la costumbre, generalizada entre nosotros, de anteponer el análisis de texto de cómo se dice a la resolución de la situación que se dice. Veamos la práctica reciente: ¿cuántas discusiones ha habido sobre si hay o no crisis económica?, ¿sobre si es crisis, recesión, desaceleración o similar? Cuando todos sabemos que las cosas vienen crudas, y lo que queremos es que nos den soluciones y no una clase sobre el uso correcto del lenguaje económico.
Se denuncia el caos en la justicia; nos responden con un análisis de la palabra "caos". De las veinte formas de llamar a la acción de sacar agua de un sitio y llevarlo a otro, no les cuento. No sé qué hacer para romper esta tendencia. Quizás debamos cuidar el lenguaje, para no dar ocasión a que se nos obsequie con erudición. O quizás debamos hacer lo contrario, usar expresiones tan claras que no puedan dan lugar a defensas lexicográficas: decir, por ejemplo, que la Justicia da pena, o que la economía va de culo; o que el agua ya no está donde estaba y que ahora está en otro sitio. Borremos los matices, que son los que luego se vuelven como nosotros. No les dejemos matizar.
Catedrático de Derecho del Trabajo
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