Ortega y Gasset, en sus reflexiones cinegéticas, escribió que para que se produzca genuinamente ese preciso acontecimiento que llamamos cacería es menester que el animal procurado? pueda, en principio, evitar su captura; es decir, que posea medios de alguna eficacia para escapar a la persecución. En este axioma han debido pensar Rajoy y los barones populares al volcar la pólvora de sus escopetas sobre el ministro Bermejo y el juez Garzón se juntaron -según ellos- para cazar al PP; otros dicen que los tiros han sido para evitar que el PP fuera cazado. En todo caso, al preguntársele a Rajoy cómo sabía que su partido era la pieza ha respondido que se lo decía su intuición.
¡La que nos ha caído! Al convertir la intuición en prueba ha abierto un portillo de insospechadas consecuencias para el devenir del año de Sevilla, lleno de islas de convivencia en las que siempre se han aparcado tanto los asuntos cotidianos como las diferencias ideológicas. Me refiero, por ejemplo, al revoltijo en la Feria o en las hermandades. Difícil, por no decir imposible, sería hallar un local en las calles de toreros, un tramo de nazarenos o una reunión de romeros donde no coexistan izquierdas y derechas.
Nuestras fiestas hubieran sido muy distintas si la intuición se hubiera erigido en norma suprema: jueces, munícipes y consejeros habrían tenido que examinar las listas de socios de todas las casetas y, seguramente, el fiscal Flores no habría hecho nunca el camino del Rocío; de prosperar la intuición como garantía de denuncia no garantizo a Rodríguez Gómez de Celis su permanencia en la hermandad de la Exaltación (la de cosas que uno puede intuir que se hablan bajo un capirote). En fin, que nadie sabe dónde puede llevarnos esta, no ya escopeta, sino ruleta rusa nacional con la intuición como croupier.
Antonio Zoido es escritor e historiador
