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Chamizo abre una queja de oficio por el grupo de menores chabolistas sin escolarizar

El Defensor del Pueblo Andaluz abrió una investigación de oficio hace diez días al saber que 300 personas -incluidos más de un centenar de niños- viven refugiados en el descampado al que llegaron huyendo del Polígono Sur tras un tiroteo. Ya ha preguntado a Junta y Ayuntamiento por qué 43 días después los niños siguen sin escolarizar.

el 16 sep 2009 / 02:33 h.

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I.Comesaña / D.Cela

El Defensor del Pueblo Andaluz abrió una investigación de oficio hace diez días al saber que 300 personas -incluidos más de un centenar de niños- viven refugiados en el descampado al que llegaron huyendo del Polígono Sur tras un tiroteo. Ya ha preguntado a Junta y Ayuntamiento por qué 43 días después los niños siguen sin escolarizar.

"Entiendo que es un caso muy difícil, pero alguna solución habrá que darle, sobre todo en cuanto a la escolarización y la alimentación de los menores", insistía ayer el defensor, José Chamizo, aludiendo a las 35 familias que viven al aire libre desde que hace 43 días salieron corriendo del Polígono Sur porque algunos se vieron implicados en un tiroteo en el que murió un joven de 17 años, vecino del barrio.

Los afectados, que en su gran mayoría habían llegado al Polígono Sur hace cinco años cuando el Ayuntamiento les pagó por irse del poblado chabolista de Los Bermejales, reiteraban ayer que están cada vez más desesperados: en las gasolineras a las que van a pedir agua están hartos de llenar sus bidones y se niegan, por lo que cada vez tienen que buscarla más lejos. Ayer incendiaron una zona de matorrales porque habían visto una serpiente y no la encontraban para matarla.

En Los Bermejales vivían en módulos prefabricados, pero ahora están levantando estructuras de formica, palos, plásticos y uralita. En el Polígono Sur no llegaron a integrarse, pero vivían en pisos -aunque comprados ilegalmente- y los niños iban a colegios que hoy añoran, explicaban ayer mientras confesaban que en su huida muy pocos se llevaron material para leer o escribir.

Chamizo, que es también el defensor del Menor de Andalucía, explicaba ayer que supo por "distintos colectivos y personas" que estas familias se habían ido a vivir en esas condiciones, y por eso hace diez días abrió una investigación de oficio y preguntó a las áreas de Bienestar Social del Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía qué estaban haciendo para paliar la situación. Les dio 15 días para responder, que se cumplen esta semana.

"Yo insisto en la escolarización de los niños. Sé que solucionar lo que ocurre con todas esas familias no es fácil, pero algo habrá que hacer, y el tiempo vuela", insistió Chamizo, que abogó por "separar lo de los niños del realojo, porque aunque sea lo mismo hay que ver cómo se arregla lo de los menores de forma inmediata".

Si la respuesta que reciba esta semana no es satisfactoria, o no le responden, Chamizo se dirigirá a la Fiscalía de Menores, "pero eso ya es algo más serio". La Fiscalía, pese a que debe ser informada con premura de cualquier indicio que apunte a la desprotección de menores, no ha recibido una notificación oficial de esta situación pese a que afecta a más de un centenar de pequeños.

Mientras el defensor del Pueblo aguarda la respuesta de las administraciones, éstas guardan silencio públicamente. La Consejería de Bienestar Social se limitó a dejar claro la semana pasada que "se está trabajando y mucho" en solventar la situación, pero que es "muy complicado". Ayuntamiento y Comisionado para el Polígono Sur se muestran dispuestos a colaborar pero no a liderar la solución del problema al no ser la administración responsable del asunto. Distintas entidades arriman el hombro con lo que pueden, algunas facilitando a los chabolistas alimentos o ropa.

Cuando estas familias huyeron de sus casas, el Comisionado las precintó basándose en que la compra de las casas fue ilegal, ya que eran viviendas protegidas que empezaron a pasar de mano en mano cuando aún no se podían vender. En la decisión pesó que las actividades delictivas y la falta de integración de la mayoría de estas familias estaba lastrando el plan integral de regeneración de la zona iniciado en 2003.

En un principio, la delegación de Educación ofreció autobuses para reescolarizar a los críos en este barrio, donde se beneficiaban de la alta implicación de los profesores, pero el Comisionado se negó porque la familia del fallecido ha advertido de que tomará represalias por la muerte del joven, ocurrida durante una pelea en la que una bala que se escapó le impactó en la cabeza.

Educación sugirió entonces llevar a los niños a otros centros, siempre que tengan recursos para adecentarlos antes de entrar a clase como hacían en el Polígono Sur, porque llegan sucios.

"Llamamos al colegio, pero colgamos". "Como tenemos móviles llamamos al colegio para escuchar a nuestros profesores, pero cuando lo cogen, colgamos", decían ayer algunos críos del asentamiento chabolista, que se acercan al final del curso sin estar asistiendo a clase. Los alumnos dicen que echan de menos a sus profesores y compañeros; una cría cuenta que lo que más le gusta del colegio es leer cuentos, pero que ahora sólo tiene uno. Algunos padres sí han llevado cuadernos para que escriban, pero la mayoría del tiempo lo que hacen es jugar, muchos de ellos descalzos o desnudos, entre la maleza. Entre los menores del asentamiento hay también varios bebés: ya hay tres nacidos allí.

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