Local

Científicos sevillanos de ida y vuelta

Salud tiene convenios con 46 universidades e instituciones extranjeras para formar investigando. Son estudios postdoctorales y a la vuelta deben comprometerse a trabajar un tiempo en el SAS.

el 27 nov 2011 / 21:20 h.

TAGS:

Elena González, en su laboratorio de Michigan
El diagnóstico genético preimplantatorio que permitió al pequeño Javier salvar a su hermano Andrés, gracias a la sangre de su cordón umbilical, o el trasplante de cara que cambió la vida de Rafael son algunos de los grandes hitos mediáticos del sistema sanitario público andaluz. Y están aparejados a nombres de profesionales como el genetista Guillermo Antiñolo o el cirujano plástico Tomás Gómez Cía, doctores e investigadores de reconocido prestigio entre sus colegas nacionales y extranjeros. Ambos estudiaron Medicina en universidades españolas y ejercen actualmente su labor en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla, pero imparten conferencias por todo el mundo y continúan formándose dentro y fuera.

 

Aunque las revistas científicas y los documentales muestran la imagen de un campo dominado por los investigadores estadounidenses, o al menos anglosajones, en el que hasta hace poco solo se colaban los nombres españoles de Ramón y Cajal o Severo Ochoa, Europa y España tienen cada vez más que decir en los avances médicos.

Y es que la ciencia avanza nutriéndose del intercambio de conocimientos y hallazgos de profesionales dispersos por todo el mundo. La Fundación Pública Andaluza Progreso y Salud, dependiente de la Consejería de Salud, cuenta desde 2008 con varios programas de movilidad dirigidos a doctorados en Medicina, Biología, Química y otras especialidades relacionadas con la investigación sanitaria, para que completen su formación postdoctoral en 46 instituciones extranjeras junto a referentes en sus respectivos campos. Se trata de una inversión, ya que existe un compromiso para que, a su vuelta, estos investigadores trabajen en el sistema público andaluz y reviertan lo aprendido fuera.

Actualmente, existen seis programas especializados en nanomedicina, medicina regenerativa, genética clínica y en la adquisición de conocimientos sobre enfermedades prevalentes como patologías cardiovasculares, neurodegenerativas, infecciosas, diabetes u obesidad. En función de los programas, la estancia en el extranjero -hay convenios con instituciones de EEUU, Alemania, Italia, Bélgica, Francia, Finlandia o Reino Unido- es de dos o tres años, y a la vuelta se comprometen a trabajar para el SAS también un mínimo de dos años.

"Pasamos un periodo de prueba para ser respetados"
Elena González estudió Medicina en la Universidad de Sevilla y se doctoró en Biomedicina en la de Barcelona. Lleva dos años como investigadora en Estados Unidos, primero en la Universidad de California y actualmente en la de Michigan con un programa sobre terapia celular aplicada a la medicina regenerativa. Su trabajo se centra en tratar de obtener a partir de células de la piel otras similares a las células madre para poder producir tejidos que puedan ser trasplantados para reparar otros dañados.

Nunca ha trabajado en el SAS y confía en poder aplicar los conocimientos que está adquiriendo en Andalucía, pero admite que "dependerá de cómo evolucione la inversión en subvenciones y ayudas a proyectos". Y es que, a su juicio, Andalucía y España no están faltas de talento y la formación de los científicos, así como la dotación de los laboratorios existentes, tampoco tienen nada que envidiar a sus colegas de EEUU. "En mi opinión lo que aún nos falta es cantidad de grupos investigadores, para eso desde luego hace falta más inversión en materia de investigación y desarrollo. Nos hace falta número de laboratorios haciendo ciencia, y financiación para ellos, claro. La base está, necesitamos continuidad y crecimiento para que la aplicabilidad sea una realidad", explica.

En este sentido, reconoce que, al igual que el imaginario colectivo considera que los grandes descubrimientos científicos son made in USA, "en Estados Unidos se piensa que la mejor ciencia es la que se hace aquí y la mejor formación está también aquí, aunque por supuesto reconocen los logros y capacidades de otros grupos europeos específicos". ¿Y cómo miran los investigadores estadounidenses a una científica española?. Elena admite que hoy siente el respeto profesional de sus colegas de Michigan pero "este respeto ha de ser ganado. Una vez demostradas nuestras capacidades y habilidades, entonces sí gozamos del mismo respeto. Tenemos, en general, que pasar un periodo de prueba".

¿Son conocidos los grandes hitos científicos españoles fuera de nuestras fronteras? Elena afirma que los logros científicos son reconocidos "independientemente de su origen" pero reconoce que "es más habitual escuchar el reconocimiento de investigadores españoles, muchas veces afincados en EEUU, que de la investigación en España".

"Fuera de España, investigar no se ve como algo exótico"
Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Sevilla, Manuel Pernía se doctoró cum laude tras una beca en el Consejo Superior de Investigaciones Químicas durante la cual realizó tres estancias en la Universidad Louis Pasteur de Estrasburgo. Lleva fuera de España desde julio de 2009, primero en la Universidad de Groningen (Holanda) y desde julio de 2010 en el Instituto Italiano de Tecnología, con sede en Génova. Su investigación actual se centra en fabricar cápsulas inteligentes para fármacos que solo liberen su contenido al entrar en contacto con la parte del cuerpo a la que va dirigido, por ejemplo, mediante una reacción al alcanzar determinada temperatura.

Manuel tampoco ha trabajado nunca en el SAS pero ve posible aplicar aquí su trabajo en Italia. "Han creado un nuevo centro de investigaciones en Málaga -fue inaugurado en verano por el presidente Griñán- que tiene bastante buena pinta. Creo que en Andalucía se están haciendo bien las cosas, esperemos que siga así para poder ser un referente en la investigación", dice.

La idea de que la verdadera ciencia se hace en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos, "era cierto años atrás, pero ha cambiado completamente". "Se pensaba que para poder seguir haciendo carrera científica, no solo en España sino en todo el mundo, se debía ir a EE.UU. pero ahora puedes encontrar grupos altamente competitivos en Europa, en algunos casos hasta más que en EEUU", subraya. Y es que "países como Alemania, Inglaterra, Holanda o Suiza han apostado verdaderamente por la investigación, y son países con un nivel económico bastante aceptable. Italia tiene un nivel similar a España pero yo me encuentro en uno de los grupos más competitivos del mundo en Nanotecnología. Mi supervisor, Liberato Manna, es el número 24 del top 100 de los químicos de la última década", presume.

¿Y qué opinión hay fuera de los científicos españoles? Manuel alude a que "fuera de España se tiene más respeto hacia los investigadores, se ve como una profesión normal pero sacrificada, no te ven como algo exótico porque es un trabajo que requiere mucha dedicación y el salario no se corresponde con lo que se trabaja". Pero es que asegura que "los investigadores sabemos que no hacemos ciencia para enriquecernos, es algo que se hace porque nos gusta".

  • 1