La hora de la verdad ha llegado. Desde hoy hasta el próximo 19 de diciembre, el Sevilla pondrá a prueba su capacidad ante los equipos más fuertes del campeonato. Valencia, Barcelona, Real Madrid y Villarreal serán sus rivales. No hay excusas que valgan. Se trata de ver a qué aspira este Sevilla.
Tres victorias consecutivas (Ponferradina, Recreativo y Getafe) han cambiado el semblante al equipo de Manolo Jiménez. La mala racha de resultados ha pasado a mejor vida, el ambiente está mucho más calmado y todos, técnico y jugadores, se sienten fuertes. La recuperación de piezas clave como Luis Fabiano o Kanouté y la mejoría en líneas generales de muchos de sus compañeros han tenido la culpa. Por eso, esta noche el Sevilla saltará al césped del Sánchez Pizjuán sin más presión que la que el propio equipo, sus dirigentes y la afición deben tener. Y esa no es otra que la de confirmar ante estos rivales directos que se va a luchar por entrar en la Liga de Campeones y, sobre todo, con más garantías que la pasada campaña.
El quinto puesto que actualmente ocupa el Sevilla en la tabla, empatado a puntos con Valencia (tercero) y Real Madrid (cuarto), hace que la necesidad de sumar puntos no sea la misma que hace tres semanas, cuando la mala racha ponía muchas cosas en duda. Ahora, la necesidad es demostrar a todos que este equipo está capacitado para luchar con los mejores. Y eso se logra con juego y victorias frente a ellos. Más que de los puntos, que evidentemente tienen su importancia y mucha pero a estas alturas no son trascendentales, la afición está más pendiente de ver el nivel que ser dará ahora que llega la hora de la verdad, en el cara a cara con los más fuertes.
Los enfrentamientos, de forma consecutiva, con Valencia, Barcelona, Real Madrid y Villarreal, eso que se ha venido a denominar el Tourmalet del calendario en referencia a la cumbre ciclista más famosa de todas, van a decir mucho de las aspiraciones del Sevilla. No es que la Liga acabe aquí, porque si ahora tiene importancia, más aún tendrá en la segunda vuelta, cuando tres de esos cuatro duelos los dispute lejos de Nervión. De lo que se trata en estos momentos es de saber si el equipo de Manolo Jiménez saldrá de este puerto de primera categoría como jefe de filas (candidato a todo) o como gregario (mero aspirante).
Para ser jefe de filas, el Sevilla deberá ganar al menos sus tres partidos en casa. Y el primero llega esta noche, nada menos que ante el Valencia de Unai Emery, técnico que infringiera la derrota más dolorosa -eliminación de la Champions aparte- que se recuerda de toda la era Jiménez: el 1-4 ante el Almería. Pero de aquello han pasado seis meses.
Hoy, Emery llega al frente de un equipo que en nada se parece al de la pasada campaña, goleado en Nervión con Quique Sánchez Flores y luego desconocido por el nefasto paso de Koeman. Hoy, el Valencia llega dispuesto a ganar para asaltar el segundo puesto de la tabla y acercarse al líder, el intratable Barcelona. La derrota sufrida en Mestalla el pasado fin de semana ante el Sporting, unida a la que cosechó también en casa frente al Racing, hace que su motivación sea mayor si cabe. Una victoria en los cuatro últimos partidos le han hecho perder fuelle, pero Villa, Joaquín, Mata, Marchena y compañía pueden cambiarlo todo.
Para hacerle frente, el Sevilla pondrá en liza un once donde Kanouté y Luis Fabiano volverán a ser referencias. El gran momento del brasileño puede tener mucho peso en un encuentro para el que Jiménez situará de nuevo a Mosquera como lateral derecho, único disponible, ya que Konko y Crespo se quedan fuera por lesión. También Escudé, baja sensible dado su excelente estado de forma.
David Prieto ocupará su lugar. Duscher, que regresa tras su lesión, Renato, Fazio y Romaric se disputan la titularidad en el doble pivote. Junto a ellos, Diego Capel y Jesús Navas, claves en el juego de ataque. Es la hora de decir a qué se aspira.
