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Con el Sevilla en Bulgaria y de nuevo en Grecia (I)

Ante el Bote el Sevilla, jugó una cómoda eliminatoria en Plovdiv, la ciudad natal de Hristo Stoichkov. La siguiente eliminatoria del Sevilla en UEFA sería en la capital de Grecia en su partido de vuelta ante Olympiacos en El Pireo. Para llegar a Atenas tuve que ir desde Salamanca a Madrid, pero un enorme atasco por un atentado casi me deja en tierra.

el 09 dic 2009 / 07:55 h.

Primera parada, Bulgaria. A finales de septiembre de 1995 viajamos con el Sevilla FC hasta Plovdiv para jugar la vuelta de la UEFA con el equipo búlgaro. Entrenaba a los sevillistas Antonio Oliveira ‘Toni', que había sido un magnífico extremo en el gran Benfica de Eusebio, Coluna, Simoes y compañía y que había llegado de la mano de Rosendo Cabezas. Manolo Ruiz Sosa era su segundo entrenador con Óscar Tosato en la preparación física de aquel equipo, en el que Suker era la gran figura y en el que iba a debutar el joven Carlitos en competición continental.

 

En el año 1995 los viajes eran mucho más cómodos. Plovdiv es la ciudad natal del por entonces ídolo máximo del fútbol búlgaro, Hristo Stoichkov, como hoy día lo es el jugador del Manchester United, Dimitar Berbatov.

Plovdiv tenía poco interés turístico. Nada que ver digno de mención. Y comprobación, una vez más, que para poder matar el hambre siempre hay un McDonald hasta en el lugar más inhóspito. Aunque en aquel viaje vivimos un hecho gastronómico digno de mención. El cocinero que había desplazado el club, visto que había problemas para encontrar un restaurante en buenas condiciones, nos ofreció una solución. Encontrar un buen pollo y con el arroz que tenía el hotel nos hizo una magnífica paella. Gracias.

En el estadio Risto Botev hubo una presencia insólita. Rosendo Cabezas había invitado a 20 guardias civiles destinados en Bosnia, que pertenecían a la Compañía Duque de Ahumada y que se presentaron en el hotel y en el campo llevando una bandera de España y una pancarta que se denominaba Peña Sevillista Ahumada. También en aquel partido arbitró un colegiado italiano nacido en Bolonia y del que decían que se le presentaba una muy buena carrera como colegiado internacional. Era Pier Luigi Collina, con mencionar su nombre está dicho todo.

El Sevilla mantuvo tranquilamente sus dos goles de ventaja de la ida. Marcó Monchu en una gran jugada de Davor Suker, la figura de aquella etapa sevillista. Debutó el aljarafeño Carlitos y se embolsó el entonces juvenil las 500.000 pesetas que tenía como prima el equipo sevillista por pasar esta eliminatoria. Ganó en el rato que jugó la mitad del contrato de un millón de pesetas que tenía suscrito por entonces con el Sevilla FC.

Aquella noche desde la ciudad de Plovdiv, donde supimos lo importante que es tener un pollo a mano y un cocinero que le saque el correspondiente jugo y un McDonald para sacarnos de un apuro, volvimos en charter a Sevilla con el deber cumplido y esperando el sorteo que, miren por donde, nos llevaría de nuevo hasta Grecia. En aquellos años no se jugaban en el Estadio Olímpico de Atenas los encuentros europeos, ni había los recintos actuales y todos temían el llamado infierno griego que conocíamos de las dos eliminatorias jugadas en Salónica ante el Paok en el Estadio Toumba.

Antes de entrar en el partido de Atenas ante Olympiacos, me referiré a un hecho que se repitió después en el centenario del Sevilla cuando se eligieron a los 100 mejores jugadores y hasta se buscó el equipo histórico. Cada aficionado tiene su equipo y será imposible consensuar ese equipo ideal. Trabajaba junto a Radio Sevilla (SER) en el diario ABC, el periódico hizo una encuesta y salió este equipo histórico. Bustos; Nimo, Campanal, Achúcarro, Valero; Ramoní, Ruiz Sosa, Francisco; Polster, Arza y Suker. Era el año 1995, ha llovido mucho desde entonces y han pasado jugadores que seguro muchos de ustedes colocarían en su alineación ideal e histórica.

Partido ante Olympiacos. Había ganado el Sevilla en el partido de ida jugado en el Sánchez-Pizjuán a Olympiacos por 1-0. Era un resultado muy corto para la vuelta, máxime cuando se iba a jugar en un estadio temido por su ambiente en el puerto ateniense de El Pireo. El actual Karaiskakis nada tiene que ver con aquél en el que el Sevilla jugó un 31 de octubre de 1995, vetusto estadio con unos alrededores de película de miedo, frente al magnífico que ha construido el popular equipo de los millonarios armadores griegos del puerto del Mediterráneo.

El partido se jugaba en martes y viajé la víspera, dado que el domingo tenía que estar con el Real Betis que jugaba en Salamanca ante la Unión. En el primer avión de la mañana hice el trayecto hasta Barajas, donde alquilé un coche que tenía que entregar el lunes a mediodía en dicho aeropuerto, pues allí con la compañía griega Olimpic tendría que desplazarme hasta Atenas. Había logrado que mi buen amigo y gerente del Sevilla don Manuel Vizcaíno me vendiera una plaza de vuelta en el charter que regresaba el martes al término del partido y hasta fue al aeropuerto con don Eduardo Romero, vicepresidente del club, a recogerme, dado que desde allí tenían previsto una visita al embajador de España en Grecia. Llegué al Hotel Continental para alojarme junto a mis compañeros de Radio Sevilla, Santiago Ortega, Manolo Aguilar y Manolo Arenas, que habrían de simultanear la retransmisión a nivel local y nacional.

De aquel viaje de Salamanca a Atenas tengo muchos sucesos. Hoy son anécdotas para contar. Los momentos de apuros se quedan en el olvido, pero hubo instantes en que se me vino el mundo encima. Llegué a las 11 de la mañana a Salamanca. Gélida mañana aquella, de la que recuerdo todavía aparcando el coche en el lateral del Gran Hotel, pegado a la Plaza Mayor, en la puerta de la tienda de deportes de Jorge D'Alessandro. Salía Jorge con esa enorme estatura acompañado del abuelo y su señora, me la presentó y me comentó que la conoció en las instalaciones de San Lorenzo de Almagro, equipo del que era portero, y ella integrante del equipo de gimnasia y esgrima. Es muy habitual en los equipos sudamericanos en general la práctica de muchos deportes aunque sea el fútbol su sustento. En la puerta aún tengo la foto con Pepe León, el torero de Camas y buen amigo Paco Camino y un grupo de amigos y seguidores béticos.

Terminado el partido del Betis ante la Unión dormí en el Gran Hotel de Salamanca para salir el lunes hasta Madrid y tomar el avión hasta Atenas como estaba previsto. Había calculado, aun habiendo mucho tráfico, tres horas, pero hay veces que los cálculos hay que dejarlos en el olvido. Antes de entrar en Madrid el colapso era monumental. Llegan los primeros nervios y miradas al reloj. Salimos del coche con un frío tremendo y como otros muchos conductores preguntábamos el motivo del atasco. Había habido un atentado de ETA contra miembros del Ejército y estaban cerradas las entradas y salidas a Madrid. Menos mal que estaban en Atenas los compañeros para informar y en todo caso, salvar el escollo Santiago y Manolo para sacar adelante las retransmisiones nacionales y locales. Cuando daba por perdida la posibilidad de llegar hasta el aeropuerto llegaron unos miembros de la Benemérita. Uno de ellos era de Sevilla, le expliqué el problema que tenía encima y en la primera posibilidad que tuvieron para ir quitando coches de la carretera e ir lentamente recuperando la circulación, me facilitaron la posibilidad de una vía alternativa. Cuando entregué el coche no veía posibilidad alguna para llegar a tiempo al embarque de Atenas, pero un retraso del vuelo me dio la posibilidad de tomarlo finalmente. (continuará la próxima semana)

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