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"Con la nueva esclusa pasamos del Panda al Mercedes"

Luis Ibarrola, jefe de la Unidad de Navegación del Puerto, confía en los resultados de la nueva infraestructura. 

el 16 oct 2009 / 18:39 h.

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Obras en las esclusa en agosto. Foto: Antonio Acedo.

El viernes 16 empezaró a llenarse la nueva esclusa, la que revolucionará el Puerto de Sevilla y la que a principios de 2010 sustituirá a la vetusta y ya pequeña infraestructura diseñada en 1933 y en marcha desde 1949. "Pasaremos de conducir un Panda a un Mercedes", asegura Luis Ibarrola, jefe de la Unidad de Navegación del Puerto.

Este trianero de 54 años pasó de trabajar en alta mar a dirigir y controlar el funcionamiento de la esclusa hispalense hace ahora nueve años. A su juicio, el tránsito "del botón a la pantalla táctil" será un "hito" porque son muchas las ventajas de la nueva esclusa, la mayor en construcción en el país y la quinta en el mundo.

Con una profundidad similar a un bloque de siete plantas, tres puentes (dos para vehículos y uno para el tren) y una inversión que ronda los 200 millones de euros, la esclusa empezará a inundarse hoy gracias a dos bombas con tuberías de hasta 200 metros. El volumen total de agua a bombear es de 250.000 metros cúbicos. Se tardará una semana. No habrá ningún dispositivo mecánico ni electrónico, pero sí vigilancia en persona las 24 horas. A principios de año, todo tiene que estar listo: el cuenco se habrá llenado de agua, se habrán roto los tapones del recinto, se habrán instalado las compuertas y los tableros de los puentes, así como se habrá rellenado el cauce por donde ahora pasan los barcos. Entonces, Ibarrola y su equipo ya habrán entrado en acción. "La nueva tecnología facilita el trabajo. La nueva esclusa tiene sensores e indicadores con los que antes no disponíamos. Por ejemplo, medirá las corrientes, los niveles de agua en el cuenco y en el río", explica. Incluso podrán disponer, por fin, de una estación meteorológica para saber el rumbo del viento.

Además, los posibles fallos humanos se minimizarán. "El sistema -añade Ibarrola- impide que nos equivoquemos. Ya no podremos dar paso a un barco con una puerta cerrada. Además, las averías en las compuertas se podrán arreglar sin parar el sistema. Si una se estropea se meterá en el dique, se secará y se reparará mientras sigue la actividad".

Así pues, las averías de la vieja esclusa pasarán a la historia, así como el resto de incidentes registrados en los últimos años. "Algunos barcos se dieron golpes en la antigua e incluso recuerdo una vez que uno se quedó encajado y hubo que sacarlo marcha atrás", cuenta el jefe de navegación, que cuenta con un equipo de seis operadores, más los amarradores de las empresas autorizadas.

Frente a los choques, la nueva esclusa dispone de cintas de neopreno en sus paredes y escaleras de gato incrustadas en hormigón por si algún marinero cae al agua.
Para Ibarrola, el que la esclusa se quedase pequeña era cuestión de tiempo, puesto que para abaratar los costes se tiende a transportar cada vez más cantidades en un mismo barco. "Es el futuro. Esta esclusa tiene ya 60 años y ya es hora de jubilarla. Eso sí, hay que recordar que también cumple una labor fundamental: prevenir las riadas". Y es que cuando el río llega a los cuatro metros y medio se cierra la esclusa. En ese momento, la marisma ya está inundada.

Tras el llenado. Una vez que el agua en el cuenco de la nueva esclusa alcance la cota del río, se abrirá el primer tapón (en el lado del Puerto) y el recinto se conectará con el río. Después vendrá la fase más compleja: la colocación de las compuertas. Antonio Mora, responsable de la UTE Esclusa Sevilla, apunta que "lo más complicado" será levantar estas puertas (de 800 toneladas de peso) que los remolcadores transportarán por el río.

"La grúa tiene que realizar un movimiento lento y preciso porque la tolerancia es sólo de 40 o 50 centímetros, cuando cada pieza mide 42 metros de longitud", explicó. Sólo para montar la enorme grúa (con la que también se instalarán los paneles de los tres puentes móviles) requerirá tres días de trabajo.

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