Consolación clausura su segundo Año Jubilar ante cientos de vecinos

El obispo auxiliar presidió la eucaristía de cierre al segundo jubileo en honor a la patrona de Utrera, en esta ocasión por el cincuentenario de su coronación.

Momento de la misa que cerró el segundo jubileo en honor a la patrona de Utrera. / S. Criado Momento de la misa que cerró el segundo jubileo en honor a la patrona de Utrera. / S. Criado El segundo Año Jubilar en la cinco veces centenaria devoción a la patrona de Utrera ya es historia. Una misa pontifical de acción de gracias puso el broche este lunes a un acontecimiento religioso que, desde el 8 de diciembre de 2013, ha vuelto a hacer que todos los caminos conduzcan a Consolación. Si en 2007 se vivía esta concesión del Vaticano con motivo del quinto centenario de la llegada de la Virgen a este municipio, en esta ocasión ha sido por el cincuentenario de su coronación canónica, el 1 de mayo de 1964. El sonido de las campanas preludió el comienzo de una celebración religiosa presidida por el obispo auxiliar, Santiago Gómez Sierra, quien recordó que esta misa venía a servir como «acción de gracias a Dios por la fecundidad que este Año Jubilar ha tenido en la comunidad cristiana de Utrera y de toda la diócesis». La concesión del papa Francisco ha servido para «renovar la devoción y el amor a la Virgen, y sentir el consuelo que esta bendita imagen lleva tantos siglos dispensando». El obispo rezando ante la Virgen. / S. C. El obispo rezando ante la Virgen. / S. C. Al final de este jubileo, el prelado invitó «a renovar la intención de querer sumergirnos en el deseo de la gracia que nos trae María, y de vivir una vida cristiana fervorosa, de oración, de sacramentos». Numerosas personas acudieron al santuario de Consolación a participar en esta eucaristía concelebrada por una quincena de sacerdotes, diáconos y seminaristas, junto al coro Siarum. También acudieron varios ediles de la corporación, con el alcalde a la cabeza, el Consejo de Hermandades y Cofradías y representantes de la Policía Local, la Guardia Civil y el Ejército del Aire. Todos ellos se sumaron a este acto en el que, como suele ocurrir en cada destacada jornada, la Virgen de Consolación vistió de gala, y lució la presea con la que fue coronada, así como el barquito de oro y cristal de roca que porta en su mano derecha, además de otras muchas alhajas. Con esta celebración, Utrera ha cerrado un año muy especial, con jornadas y acontecimientos que ya forman parte de las páginas más doradas de la gran y rica historia de su patrona. Uno de los momentos más especiales se producía el 8 de septiembre cuando, coincidiendo con su festividad y de forma extraordinaria, la del barquito en la mano dejaba atrás su santuario para protagonizar un rosario de la aurora. Venía a recordar la antigua romería que, durante los siglos XVII y XVIII, llegó a ser la más importante de España. Cientos de personas arroparon a esta devoción que se circunscribe más allá de las fronteras utreranas, convirtiéndose en una cita que muchas voces piden que, a partir de ahora, se convierta en la salida procesional de la Virgen cada año, frente a la del 1 de mayo. Precisamente en los últimos días del mes de abril, esta imagen protagonizó un triduo itinerante que la llevó a visitar todas las parroquias y a pernoctar en las iglesias con comunidades religiosas. Sería el preámbulo al pontifical que se vivió el 1 de mayo, como recuerdo al cincuentenario de la coronación. Al término de la misa comenzó entonces una procesión de regreso a su santuario, en la que estuvo arropada por miles y miles de personas. Pero las visitas a Consolación han sido continuas y constantes durante este año. Sabatinas todas las semanas y multitud de peregrinaciones han marcado un calendario en que la patrona de Utrera ha sido la protagonista. ~

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