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Cuando David se siente Goliath

"Hay dos clases de tenistas: Federer y todos los demás. Del resto, el mejor es Nadal". La frase de John McEnroe es, por el momento, certera, pero el tenis desplegado por David Ferrer en el Masters de Shanghai puede terminar por desmentir a Big Mac. Ya hay otro español en la cúspide del tenis.

el 14 sep 2009 / 20:38 h.

"Hay dos clases de tenistas: Federer y todos los demás. Del resto, el mejor es Nadal". La frase de John McEnroe es, por el momento, certera, pero el tenis desplegado por David Ferrer en el Masters de Shanghai puede terminar por desmentir a Big Mac. Ya hay otro español en la cúspide del tenis.

El final de la temporada tenística ha registrado un nuevo triunfo de Federer, que por segundo año consecutivo conquistó cuatro de los cinco títulos mayores (Melbourne, Wimbledon, Open USA y Masters). Sin embargo, esta aparente monotonía, a la que contribuye la tiranía de Nadal sobre tierra batida, esconde el movimiento que hay a partir del tercer escalón del ránking ATP, donde veteranos como Davydenko y Roddick sienten la amenaza de los veinteañeros Djokovic y Gasquet. O se anuncian irrupciones estelares de regresados como David Nalbandián, ganador en Madrid y París en noviembre tras voltear a toda la jerarquía mundial.

En este ramillete de elegidos nadie situaba al discreto David Ferrer, que, sin embargo, ha completado una temporada muy regular gracias al título en Tokyo, un torneo de mucho relumbrón, y otros resultados más que meritorios, entre los que destaca la semifinal en Flashing Meadows. Pero su semana mágica en China lo ha lanzado a la fama y a la quinta plaza de la clasificación mundial.

La historia de David Ferrer (Jávea, 2 de abril de 1982) no es la del clásico niño prodigio del tenis. Hasta los veinte años era un jugador prácticamente anónimo. En la temporada 2002 logró su primer título ATP, pero fue en un torneo menor como el de Bucarest. Su segundo galardón no llegó hasta 2006 en Stuttgart, aunque su ascenso en el ránking había sido paulatino. De hecho, una tremenda regularidad lo llevó al Top Ten del circuito, donde era el segundo español tras Rafa Nadal.

Un gran 2007.

En la recién concluida temporada 2007, David Ferrer ha dado el salto definitivo. Tres títulos, dos de ellos en finales ante jugadores situados entre los diez primeros (Robredo en Auckland y Gasquet en Tokyo), lo asentaron en la parte alta del ránking, aunque no tanto como sus buenos resultados en los grandes torneos, siempre flirteando con las rondas decisivas, y, sobre todo, como su fantástico papel en el Open USA. Ferrer llegó hasta las semifinales en Nueva York después de batir a Nadal. Sólo un excepcional Novak Djokovic pudo pararlo en la penúltima ronda.

Según todos los analistas, el único problema de David Ferrer era psicológico. El alicantino tenía una escasa autoestima que le impedía creer en sus opciones de ganar a los mejores. La prueba palmaria de ello llegó en el Master Series de Madrid hace escasamente tres semanas. Cayó en segunda ronda ante Feliciano López, un resultado que comprometía su presencia en Shanghai, y entró en la sala prensa proclamando que era "el peor Top Ten de la historia".

Pero Ferrer se rehizo en París, donde perdió en cuartos con el intratable Nalbandián y se ganó su plaza para el Masters, donde ha sido la gran revelación. Entre los humanos, es decir, sin contar a Federer, ha demostrado ser el más en forma y se ha vuelto de China con la quinta plaza del año en el bolsillo y un balance idéntico al del campeón suizo: cuatro victorias frente cuatro monstruos y una sola derrota. Para 2008 creerá en sus posibilidades y habrá que contar con él.

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