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Cuatro encapuchados con un arma asaltan un club social de Sevilla Este

Buscaban el dinero, pero al no encontrarlo se llevaron por delante botellas, jamones, quesos "y hasta bolsas de mini-croasanes". Cuatro encapuchados asaltaron ayer el club social Anres de Andalucía Residencial, en Sevilla Este, amenazaron con una pistola al vigilante, lo ataron y desvalijaron el local.

el 15 sep 2009 / 04:39 h.

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J. Alonso / I. Comesaña

Buscaban el dinero, pero al no encontrarlo se llevaron por delante botellas, jamones, quesos "y hasta bolsas de mini-croasanes". Cuatro encapuchados asaltaron ayer el club social Anres de Andalucía Residencial, en Sevilla Este, amenazaron con una pistola al vigilante, lo ataron y desvalijaron el local.

Entraron a las tres y media de la madrugada, media hora después de que hubiera salido el último cliente, y por la única puerta vulnerable del club. Mientras dos vigilaban fuera, otros dos asaltaron al vigilante de seguridad, lo amenazaron con una pistola, lo amordazaron y le ataron las manos con el cable del teléfono, según contó ayer la encargada del bar del club. La Policía Nacional acudió a buscar pruebas y por la tarde comenzó a interrogar a los testigos.

Los ladrones lo revolvieron todo buscando dinero: abrieron los congeladores y el microondas, desmontaron la freidora... Localizaron unos 300 euros del cambio de caja y el bote de las propinas, pero la recaudación se la habían llevado y no fueron capaces de encontrar el lugar donde se ocultan las cuotas de los socios, así que cogieron los cubos de basura y las carretillas de mantenimiento y los cargaron de cosas: "cogieron ocho o nueve cajas de botellas de alcohol, chacinas -incluidos los jamones-, quesos, cuchillos, hasta las bolsas de mini-croasanes y la termomix", se lamentaba ayer la responsable del bar del tranquilo club social de Sevilla Este, en el que en "en la vida" habían tenido más sustos que "algún robo tonto". Luego reventaron las máquinas de bebidas y chucherías. Es probable que usaran una furgoneta para cargar el enorme volumen de mercancía.

Los ladrones parecían bien preparados. Las víctimas del robo temen que pudieran haber recibido información de algún socio, porque entraron por una puerta a la que se llega tras atravesar toda una zona de césped, a la que a su vez llegaron tras romper una valla. Es la única puerta que hubieran podido abrir, porque las otras tres son mucho más seguras. También pudieron haber vigilado, porque entraron justo después de la salida de los últimos clientes, unos socios de total confianza a los que los camareros dejaron allí después de irse, para que el vigilante cerrase la puerta cuando se fueran. "Estaban aquí con sus niños y todo, esta mañana estaban asustados pensando que podrían haber entrado con ellos dentro".

Al irse, los ladrones dejaron atado al vigilante, al que encontró un amigo suyo que fue a verlo muy temprano, antes del relevo previsto a las ocho de la mañana. Le habían pegado, porque intentó mover las manos, que se le estaban quedando dormidas, y recibió puñetazos y patadas de los asaltantes, que debieron pensar que intentaba escapar. La Policía le tomó declaración ayer tarde para recabar todos los datos posibles.

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