El sacerdote español Ramiro Ludeña, de 64 años, fue enterrado ayer en Brasil después de que el viernes muriera tras ser abatido a tiros. La Policía de la ciudad brasileña de Recife, en el noreste del país, detuvo ayer a un joven de 15 años como sospechoso de su asesinato. Las autoridades ordenaron el arresto gracias a la declaración de dos mujeres que se encontraban con el religioso cuando sucedieron los hechos.
La víctima fue disparada cuando salía de casa de una amiga a la que había ido a cenar y resultó alcanzada en el brazo. El disparo le perforó el tórax, lo que le produjo la muerte en el hospital al que fue trasladado.
Estas dos mujeres achacaron el crimen desde el primer momento a un adolescente, que al parecer vestía una camisa blanca y llevaba una mochila azul en la que escondió la pistola de calibre 12 mm que empleó en el asesinato, según informaron los medios locales recogidos.
El padre Ludeño era conocido por su implicación en el Movimiento de Apoyo a los Niños de la Calle (MAMER) en Jaboatao dos Guararapes, del que fue uno de sus fundadores y coordinador, y, según sus amigos, no tenía enemigos y era querido por todos. El sacerdote residía en Brasil desde hace 34 años y estaba muy implicado en el MAMER, organización que lleva a cabo actividades con adolescentes del barrio de Socorro, en Jaboatao dos Guararapes, en la zona metropolitana de Recife.
