Economía

El 92% de las sevillanas paradas sufren dependencia económica

La pareja es su sustento en el 68% de los casos y en el 24% son los progenitores.

el 19 sep 2010 / 19:34 h.

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Las desempleadas intentan mejorar sus habilidades para incorporarse al mercado laboral.

La falta de independencia económica es uno de rasgos más característicos de las paradas de la capital hispalense. Así lo recoge el estudio Las mujeres desempleadas de Sevilla: Fortalezas y oportunidades para la inserción y el empleo de calidad, que explica que más del 68% de las entrevistadas afirmó depender económicamente de su marido o pareja, mientras que un 24% lo hacía de alguno de sus progenitores. En definitiva, sólo una de cada diez mujeres que no tienen empleo en la capital hispalense hacen frente a sus gastos, lo que deja en evidencia las desigualdades aún existentes entre géneros en la ciudad.

Éste es sólo uno de los datos que incluye el informe, que añade que la edad y el nivel educativo son los principales condicionantes de los perfiles de las desempleadas de Sevilla que buscan un empleo. De este modo, la media está formada por mujeres de entre 30 y 50 años, con un nivel educativo medio, medio-alto (bachiller superior y carrera universitaria). En el caso de las mayores de 40, suelen estar casadas o separadas, mientras que las que se encuentran en la franja de los 30 años permanecen solteras o conviven bajo la fórmula de pareja de hecho, según el estudio.

Además, suelen ser responsable de una unidad familiar compuesta por tres o cuatro personas, con hijos a su cargo, sobre todo las que superan los 40 años.
En general, "es una mujer con experiencia laboral anterior y con ganas de trabajar actualmente, pero que cree que no encuentra empleo, además de por la crisis -que la dejó parada hace no mucho, sobre todo si su nivel de estudios es alto-, por las responsabilidades familiares que tiene, ya que encuentra dificultades para la conciliación", indica el estudio elaborado por la Fundación Pública Fondo de Formación y Empleo, de la Consejería del ramo.

Las de nivel educativo medio y alto suelen tener experiencia laboral previa y su desempleo es de corta duración, entre uno y seis meses, como efecto de la crisis económica, mientras que las mujeres de bajo nivel educativo, sin embargo, tienen un desempleo de larga duración (uno o dos años).

La situación de crisis también ha animado a muchas desempleadas a apuntarse a las listas de los Servicios Públicos de Empleo. Así, se observan muchas mujeres mayores de 40 que intentan acceder al empleo por primera vez, como consecuencia del desempleo de sus parejas.

PRINCIPALES BARRERAS. A partir de los 40 años, las mujeres comienzan a sentir la edad como una barrera para su contratación. Esta percepción es visible sobre todo en las mayores de 50 y 60, pero también, curiosamente, en las menores de 20.

Es llamativo además que los grupos extremos de edad (mayores de 60 y menores de 20 años) tengan comportamientos muy parecidos ante el empleo, como su escasa presencia en el SAE como demandantes de un puesto de trabajo, su baja formación y su poca disponibilidad para el empleo debido a las obligaciones que les impone la esfera privada, como el ser cuidadoras de enfermos dependientes.

Mientras tanto, entre las mujeres de 20 y 30 años hay más predisposición a trabajar, ya que suelen ser solteras con pocas ataduras familiares y, aunque hay de todos los niveles formativos, en esta edad se da el mayor porcentaje de licenciadas universitarias que actualmente demanda empleo en el SAE.

Precisamente las responsabilidades familiares son percibidas por las sevillanas como una barrera o freno para el empleo y los recursos públicos para la conciliación se ven insuficientes. Además, la encuesta recoge que el 80% de ellas carece de apoyo dentro de sus redes personales para esta cuestión.

Pero no todo es negativo. Así, la mayoría de las desempleadas intentan mejorar su formación para abrirse camino a pesar de las dificultades a las que se enfrentan. En este sentido, las que cuentan con un menor nivel educativo suelen acudir a cursos de formación ocupacional, mientras que las que tienen estudios no están interesadas en este tipo de recursos, ya que son mujeres que perciben el trabajo como mecanismo de desarrollo personal y no por una cuestión puramente económica.

El paro va por barrios
La oficina del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) con mayor número de demandantes de empleo en la capital hispalense (de ambos sexos) es Amate, que a su vez es la que registra una mayor proporción de mujeres. Mientras tanto, la de Luis Montoto es la que cuenta con un menor número de ellos, tanto hombres como mujeres.

Asimismo, las correspondientes a Huerta de la Salud y Amate registran los niveles educativos más bajos, una cuestión que tiene que ver con la exclusión que viven algunos barrios de la capital dependientes de ellas, como Amate-Tres Barrios y Polígono Sur.

En todas las oficinas los contratos temporales superan con mucho a los indefinidos para ambos sexos. Pero la brecha de género a favor de los hombres aparece, como suele ser habitual, entre los indefinidos.

Sólo se rompe la tendencia en la oficina de Luis Montoto, que en 2007 contaba con un número ligeramente superior de indefinidos, si bien 2009 terminó con un crecimiento de este tipo de contratos en los hombres, y las mujeres se situaron por debajo de la tasa de 2007.

En cuanto a la temporalidad de la contratación, el informe asegura que es clara la feminización de este factor indicativo de la precariedad que, también en Sevilla, caracteriza al empleo entre las mujeres. Alcanza la mayor brecha en la oficina de Cruz Roja, mientras que en Luis Montoto y Nervión es ligeramente superior en hombres.

Por otro lado, hay un claro predominio de mujeres demandantes de empleo del sector servicios en todas las oficinas de la capital hispalense.

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