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El ADN callejea a favor de la investigación

Un grupo de jóvenes en la Universidad de Sevilla demostró cómo se puede extraer en muy pocos minutos.

el 07 sep 2012 / 20:21 h.

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Una joven estudiante durante la sesión práctica del día de ayer.

Es un gran desconocido. Todo el mundo sabe de él pero no todos conocen qué es exactamente. El ácido desoxirribonucleico, conocido por sus siglas ADN por todos los mortales, posee toda la información genética de cada una de las personas y determina cómo seremos cada uno de nosotros, tanto exterior como interiormente. El ADN, que está ahora tan de moda por la series policiales y algunos sucesos que han zarandeado la opinión pública, fue ayer el protagonista de una actividad divulgativa que se desarrolló en la sede principal de la Universidad de Sevilla.

Con motivo del congreso de Biología Molecular que se desarrolla estos días en la capital sevillana, la Hispalense quiso sacar durante la mañana de ayer las probetas a la calle para divulgar su labor científica, acercarla a los ciudadanos y despertar la vocación investigadora en los jóvenes estudiantes. Y el ADN fue ayer el protagonista. Casi nadie lo había visto en su vida, pero con sólo un proceso que no duraba más de 20 minutos se lo pudieron llevar bien visible y para casa en un pequeño frasquito colgado al cuello.

Aunque para la mayoría, a priori, eso resultaría imposible y casi como una película de policías e investigaciones de asesinatos, los jóvenes con mejor expediente de bachillerato de la provincia de Sevilla obraron el milagro. Durante una semana han participado en el curso Introducción a la Bioquímica y Biología molecular ‘¿Y tú? Yo, bioquímica. Como clausura del mismo, realizaron la prueba práctica de extracción de ADN para todo aquel que quisiera. Para empezar, había que extraer algunas muestras del cuerpo humano y la forma más fácil era hacerlo de la boca. Bastaba con mover un poco de agua de lado a lado y echarla en la probeta. Una vez ahí, los jóvenes estudiantes la mezclaban con una sustancia similar a un detergente para que éste fuera rompiendo las células y liberar el ADN. Luego un poco de alcohol, unos diez minutos sumergida la probeta en agua caliente para provocar una reacción y unos movimientos muy leves de la probeta iban dejando ver poco a poco cómo aparecían unos pequeños hilitos. Éstos, se iban uniendo unos a otros hasta componer una pequeña madeja nebulosa de color blanco. Y ahí estaba el ADN.

"Es una maravilla, la verdad es que no me lo había imaginado así en la vida pero me lo llevo a casa encantado", reconocía un señor que, junto a su esposa, habían ido a curiosear a ver qué era eso que estaban haciendo allí tantos jóvenes con batas blancas y guantes. Y lo que no sabía y que le sorprendió más aún es que eso tan pequeñito que se llevaba, si se separaban todas sus hebras y se ponían una detrás de otra, podrían formar una especie de hilo tan largo que llegaría a la luna y volvería a la tierra. Ahí estaba toda su información vital, la que había determinado que ahora, por cuestiones de edad, que tuviera arrugas en la cara, el pelo blanco y necesitara las gafas para ver.

Este curso ha sido dirigido por los profesores de la Facultad de Biología Fernando Publio Molina-Heredia y José María Heredía. El primero de ellos reconoció que la mayoría de las personas se quedan asombradas cuando participan en esta prueba, hasta el punto de que en otra ocasión que la practicaron, un señor se puso de rodillas en el suelo para gritar: "¡Mis orígenes!". Molina-Heredia recordó que estas sesiones divulgativas son muy necesarias para que los alumnos conozcan qué van estudiar y qué salidas profesionales tendrán una vez que terminen sus estudios. "Es normal, yo también quería saberlo cuando era joven". Y lo supo, quizás, gracias al ADN.

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