Avenida de La Palmera. 9:36. Con bufanda y una mochila repleta de botellas de agua mineral, Joaquín, carpintero, de 37 años, sin trabajo y natural de Jerez de la Frontera, continúa apostado en los escalones de la zona de Fondo del Benito Villamarín.
El mercurio se ha desplomado, pero el frío no es capaz de congelar el ánimo del centenar de aficionados heliopolitanos que aguardan en la zona anexa a las taquillas para retirar sus entradas para el derbi. Los periódicos y alguna que otra radio portátil combaten el aburrimiento.
El reloj fijaba que restaban 7 horas para la apertura de las taquillas, que se produjo a las 17 y que desató la locura en Heliópolis, donde se expidieron 3.288 localidades. En ventanillas se depositaron alrededor de 15.000, por lo que aún restan por venderse unas 10.000. De continuar con el ritmo actual habrá lleno, pues a las vendidas ayer se deben sumar 1.300 que ya retiró el Sevilla y que agotó el pasado mes de agosto.
Joaquín, el carpintero de Jerez en paro que portaba una bufanda verde y blanca, leía el periódico en los escalones cercanos a la fuente de la Glorieta Plus Ultra. Es bético desde pequeño -su padre jugó en la cantera de Los Bermejales- y, pese a la dificultad para cerrar el mes con los 724 euros que cobra, ayer viajó desde su Jerez natal para adquirir una entrada.
Su madrugón fue espectacular. "Me he levantado a las 5 de la mañana y me siento bien. Todo sea por el Betis", presumía mientras buscaba una foto de su progenitor con la camiseta del Betis. "La llevo en la cartera siempre", decía con la voz entrecortada. Joaquín tomó el tren desde Jerez a las 6.20 antes de recorrer los 90 kilómetros que separan a la ciudad vinícola de Sevilla. "Estoy aquí desde las 8 y ya había gente", sonreía.
Junto a Joaquín jugaban a las cartas Juanfran y Antonio, dos estudiantes de Lora y béticos desde la infancia. "Teníamos que ir a la facultad, pero hoy hemos faltado para sacar unas cuantas entradas para nosotros y dos amigos más del pueblo", relataba Juanfran, de 19 y estudiante de Derecho. El gélido ambiente fue aumentando el nivel de decibelios con el transcurso de las horas. Minutos antes de que se abrieran las taquillas a las 17.00 horas ya había más de un millar de hinchas en los aledaños del Villamarín. Entre cánticos de apoyo al Real Betis fue apagándose una tarde especial para los aficionados heliopolitanos.
"Hace ya demasiado tiempo que no se juega el derbi y ya hay ganas", decía ayer Fernando Jurado, jubilado. "Hay gente a la que le cuesta muchísimo trabajo comprar la entrada, pero la ocasión la merece. El Betis está haciendo una gran temporada y el campo debe estar lleno", repetía mientras Alfredo, empleado de banca, sonreía. "Me he pedido el día libre para poder estar aquí", insistía mientras se atrevía con una quiniela. "Ganaremos 2-0", aventuraba.
Demanda insistente
Los hinchas del Sevilla ya agotaron el pasado mes de agosto las 1.300 localidades que envió el Real Betis a las oficinas del Sánchez Pizjuán. Los aficionados nervionenses serán ubicados en la zona destinada para la afición visitante. Hasta el momento, los sevillistas solo han adquirido unos suplementos que canjearán el próximo sábado a las 18.00 en la explanada de la Avenida Diego Martínez Barrios.
Sin embargo, ayer eran numerosos los aficionados del Sevilla que adquirían sus localidades en la ingente cola que se había formado desde primeras horas de la mañana en La Palmera. Aunque solo podrán adquirir butacas en las zonas no acotadas, los hinchas blanquirrojos están animándose a asistir in situ a una nueva edición del derbi hispalense, inmerso en un clima cordial. Las taquillas continuarán abiertas hoy y mañana en horario de 17 a 20, mientras que el sábado la venta se producirá desde las 11. Los precios, de 45 a 90 euros.
