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El central al que rechazó el Betis se rompe la rodilla

Gonzalo Llerena fue vetado en el Betis porque le detectaron problemas de otra lesión en la rodilla. Ahora, de vuelta en el Cacereño, se parte la rótula.

el 28 mar 2013 / 22:14 h.

Gonzalo Llerena posa con José Antonio Gordillo el día de su fichaje. Gonzalo Llerena posa con José Antonio Gordillo. El tiempo pone a cada uno en su sitio, para bien y para mal. Viene el dicho al hilo del caso protagonizado por el defensa central Gonzalo Llerena, que fue jugador del Betis durante unas horas y ahora lo sigue siendo del Cacereño. El club verdiblanco desestimó aquella contratación alegando que el jugador aún tenía problemas derivados de una lesión de rodilla que había sufrido meses antes y el futbolista, muy crítico con la entidad de Heliópolis, regresó a su equipo de origen, el extremeño. Eso fue en enero. Casi tres meses más tarde, Gonzalo puede ser baja para lo que queda de temporada por una lesión de, sí, rodilla. Las cosas del fútbol han hecho que el último partido de Gonzalo con el Cacereño, completo además, fuese en la ciudad deportiva Luis del Sol ante el Betis B, el conjunto para el que había sido fichado. Aquel día, hace tres jornadas, jugó los noventa minutos y su equipo ganó 0-2. Desde entonces, sin embargo, no ha vuelto a tener ni un minuto por molestias en la rodilla. El miércoles conoció el diagnóstico: se ha roto la rótula. Los médicos le han dicho que como mínimo estará un mes de baja y luego tendrá que ser revisado de nuevo. El fichaje de Gonzalo, una operación que dejó al descubierto las divergencias entre José Antonio Gordillo y otros dirigentes del Betis, se produjo a principios de enero. Así fue anunciado por el club de La Palmera. Diez días después, el Betis rectificó y rechazó la operación a pesar de que el futbolista había conseguido en Madrid el visto bueno del prestigioso doctor Jorgue Guillén. “Mi rodilla está perfecta”, dijo el central a su vuelta a la entidad extremeña después de estar tres días entrenándose en Los Bermejales. “Paso bien todas las pruebas que hacen. A los pocos días me dicen que ven por ahí un poco del edema y que su médico opina que debería estar entre uno y tres meses de reposo”, lamentó Gonzalo entonces. Dos meses después, su rodilla vuelve a caer.

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