Recreación del edificio a medio hacer en Ramón y Cajal del estudio Hombre de Piedra.
La crisis paró el proyecto, pero ya hay negociaciones para desbloquearlo. El edificio del Grupo Gabriel Rojas a medio construir en la avenida Ramón y Cajal podría tener un uso sanitario si estos contactos finalmente llegan a buen puerto. Así, la gasolinera junto a la barriada de El Porvenir en un lateral de dicho inmueble ya se reabrió, por lo que ya sólo resta dar contenido a este esqueleto de cinco plantas diseñado por el estudio Hombre de Piedra para albergar oficinas.
Según fuentes relacionadas con el proyecto, Gabriel Rojas negocia con un grupo relacionado con el ámbito sanitario la ubicación allí de un centro de consultas, pero la negociación «es compleja». Por este motivo no se prevé un acuerdo a corto plazo ni hay límites de tiempo establecidos para llegar a él. «Es una opción que se está estudiando seriamente, pero no hay nada firme», respondieron.
Lo cierto es que ya otro grupo sanitario se interesó por el edificio para unificar sus consultas externas, pero estas negociaciones no cuajaron, según las fuentes consultadas. Lo que sí provocaron estos primeros contactos fue que otros grupos del mismo ámbito también preguntaran por las condiciones para establecerse en Ramón y Cajal, de ahí estas nuevas negociaciones.
Dos viandantes pasean justo por delante de la estructura del edificio a medio hacer de la avenida Ramón y Cajal. / Pepo Herrera
Además, un grupo hotelero también podría optar a abrir allí un nuevo establecimiento, si bien esta oferta está en un estado muy embrionario, según comentan las fuentes consultadas. Este edifico diseñado con trazos muy vanguardistas pertenecía a la empresa Prasa, que consiguió el visto bueno del Ayuntamiento en 2008 para realizar una inversión de nueve millones de euros para levantar un edificio de oficinas de cinco plantas. Su rompedor y moderno diseño, además, tenía como característica la integración de la gasolinera que ya está operativa en uno de sus laterales.
No obstante, la crisis hizo que en el verano de 2010 la constructora retirase las grúas y parase los trabajos, algo que se achacó a la crisis inmobiliaria y al exceso de oficinas en el barrio de Nervión. La promotora Prasa realizó las primeras obras pero el grupo Gabriel Rojas y Enramadilla se hicieron con el proyecto y se subrogaron en la misma licencia de obras, cuya vigencia expiró 36 meses después.
La construcción empezó en el verano de 2009 y estaba previsto que acabase a principios de 2011. Entonces, a Sevilla 1, Sevilla 2 y Catalana Occidente se sumaría la obra de los arquitectos Juan Manuel Rojas y Laura Domínguez, colegiados en Sevilla que en 2001 crearon el estudio Hombre de Piedra, al que se incorporó el arquitecto Antonio Ortiz Morilla. La peculiaridad del edificio es que integra la gasolinera gracias al vuelo de la techumbre, así como todo tipo de instalaciones para el ahorro energético. Además, intenta ofrecer un espacio agradable y cómodo para sus moradores, los trabajadores. Se daba la posibilidad de abrir ventanas en la galería sur, en la zigzagueante fachada había diseñado espacios para sentarse y mirar la vegetacióny se podía salir a las terrazas. Todo para evitar el síndrome del edificio enfermo.
