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El etarra Txeroki rechaza declarar en su primer juicio en España

El fiscal pide que sea condenado a 15 años por el intento de  asesinato del presidente del grupo periodístico Correo en 2002.

el 22 jun 2011 / 12:01 h.

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El ex dirigente etarra Garikoitz Aspiazu, "Txeroki".

El exjefe militar de ETA Garikoitz Aspiazu Rubina, alias Txeroki, se negó el miércoles a declarar ante el tribunal que lo juzgaba por enviar un paquete bomba al presidente del grupo periodístico Correo, Enrique Ybarra, el 17 de enero de 2002. También se negó a ser defendido en el primer juicio que se celebra contra él en España. “No reconozco vuestra legitimidad para juzgar a ciudadanos vascos. No voy a participar en este espectáculo”, dijo Txeroki en euskera para argumentar su negativa durante el juicio, en el que el fiscal Pedro Rubira elevó a definitiva su petición de 15 años de cárcel por un delito de asesinato terrorista en grado de tentativa.

Txeroki, que se mostró tranquilo, serio y desafiante durante todo el juicio salvo cuando saludó a los seis amigos y familiares que acudieron a la sala de vistas, desobedeció en dos ocasiones la orden de ponerse en pie que le formuló la presidenta del tribunal, Ángela Murillo.

Ante esta actitud, la magistrada le envió al habitáculo blindado de la sala de vistas y le advirtió que no cumplir con sus órdenes puede conllevarle una sanción. “Ahora ya si quiere puede estar sentadito, lo que quiera”, le espetó al etarra.

El que fue máximo responsable de los comandos de ETA entre 2004 y 2008 inició una pequeña intervención en euskera para justificar su negativa a declarar, aunque ésta no fue traducida por orden de la juez Murillo. Además, Txeroki solicitó a su abogada, Haizea Ziluaga, que renunciara a defenderle, por lo que ésta no hizo ninguna pregunta durante la vista oral, que ha quedado vista para sentencia.

El acusado, que vestía un polo a rayas y unos pantalones vaqueros, permaneció sentado y con la cabeza apoyada en la pared del habitáculo blindado durante la mayor parte de la vista, a excepción de cuatro ocasiones en las que se agachó para tratar de adivinar la cara de los testigos protegidos que estaban declarando contra él. De esta forma, se ganó otro reproche de la presidenta del tribunal, que le recordó que tenía derecho a conocer la identidad de los declarantes pero no a pasearse por la zona blindada.

Durante el juicio, un perito ratificó que los papeles incautados a Ibon Fernández de Iradi, Susper, en la localidad francesa de Tarbes en diciembre de 2002 recogían el atentado contra Ybarra como una de las acciones cometidas por el comando K Olaia, en el que posteriormente se pudo determinar que estaba integrado Txeroki junto a Asier Arzalluz Goñi e Idoia Mendizabal Múgica, que fueron condenados en octubre de 2010 a 15 años.

“Muy pocas veces se encuentran tantas pruebas y muy significativa ha sido su actitud”, ha señalado el representante del Ministerio Público. El fiscal Rubira justificó su petición de pena a partir de la declaración del colaborador etarra Gorka Martínez Arkarazo, que alquiló el piso en el que habitaban los integrantes del comando en Amorebieta (Vizcaya), y el hecho de que en esta vivienda se encontraran las huellas de Txeroki en un mapa y su ADN en un cepillo de pelo y también en un sujetador de color negro. Precisamente a otro etarra, Iñaki Domínguez Atxalandabaso, detenido el viernes, la policía francesa le ha incautado material de carácter erótico. Entre los documentos de una memoria informática había varios vídeos pornográficos, si bien la Gendarmería no ha dado más detalles sobre esta afición del terrorista.

Volviendo la juicio, la letrada de Txeroki renunció a presentar su informe de conclusiones definitivas alegando que su cliente niega “legitimidad” a la Audiencia Nacional para “juzgar a ciudadanos vascos”. Además, reclamó su libre absolución al estimar que no existe “ninguna prueba de cargo suficientemente válida” para desvirtuar su presunción de inocencia, y ha recordado la sentencia que el Tribunal Supremo dictó en junio pasado por la que absolvió a cuatro acusados de cobijar a dos presuntos etarras en 2008 por el “déficit de garantías” que se produjo durante el tiempo en el que permanecieron incomunicados.

En la sentencia por la que fueron condenados los otros dos miembros del comando K Olaia, el tribunal consideró que sólo la “prudencia” del empresario, que le llevó a “desconfiar de la recepción del paquete”, impidió que la bomba que incluía explotara. El envío postal llegó al domicilio de Ybarra con al menos 210 gramos de dinamita Titadyne. El detonador estaba colocado en un sistema trampa de apertura listo para que explotara cuando fuera manipulado. La caja fue enviada en nombre de la Confederación Empresarial Vasca (Confebask), con todos los datos concernientes a su sede social.

Tanto la etiqueta del remitente como la del destinatario fueron mecanografiadas con la misma máquina de escribir, que fue incautada por la Policía en septiembre de 2003.

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