Una de las incógnitas que quedan abiertas tras el excelente final de temporada del Sevilla es el futuro de su entrenador, Antonio Álvarez. Hasta ahora el de Marchena ha manifestado abiertamente y con total naturalidad su deseo de continuar en el banquillo sevillista, pero desde la cúpula de la entidad se ha aplazado toda decisión hasta el final de la temporada, un final de temporada que ha llegado y de forma muy dulce. En principio la idea del club, cuando destituyó a Manolo Jiménez, era abrir, con la nueva temporada, un nuevo ciclo con un nuevo técnico al mando de las operaciones nervionenses. Por eso no accedió el club a las pretensiones de dos años de Luis Aragonés y por eso se buscaba un entrenador de transición. Pero las circunstancias, con una Liga de Campeones en el bolsillo y una Copa del Rey más en las vitrinas, han cambiado.En la dirección deportiva manejan varios nombres de técnicos de nivel y relumbrón, pero Álvarez ha opositado a su continuidad de manera brillante con el final de la temporada. Incluso tras el partido del Camp Nou tuvo respaldo del subdirector general deportivo, Monchi. “La decisión que tomamos ha sido a todas luces acertada”, explicó en la zona mixta del Camp Nou.
Además, en la planta noble también ponen en la balanza que Álvarez tiene el total apoyo de la plantilla. Y para muestra, una canción. “Antonio quédate, Antonio quédate, Antonio quédate”. Es la que cantaron los jugadores sevillistas en la fiesta de celebración tras ganar la Copa del Rey con todo el consejo delante y con el técnico en un discreto segundo plano.
Así pues, a Monchi y a José María del Nido se les presenta ahora una complicada pero agradable disyuntiva. Dar un nuevo giro al proyecto o darle continuidad al técnico que ha levantado la Copa del Rey.
