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El hambre llega a Birmania tras perder sus cultivos por el ciclón

El ciclón Nargis no sólo ha causado miles de muertes, también ha instalado el caos en Birmania. El país, antaño el mayor productor de arroz del sudeste Asiático, sufrirá carencias de grano. Pero ahí no queda todo. Esta escasez ha disparado el precio de los alimentos y otros servicios básicos.

el 15 sep 2009 / 04:29 h.

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El ciclón Nargis no sólo ha causado miles de muertes, también ha instalado el caos en Birmania. El país, antaño el mayor productor de arroz del sudeste Asiático, sufrirá carencias de grano. Pero ahí no queda todo. Esta escasez ha disparado el precio de los alimentos y otros servicios básicos. Mientras, la ayuda internacional llega, por fin, a Rangún.

No hay arroz suficiente para alimentar a la población. Todo por culpa del ciclón Nargis, que no sólo ha matado a más de 100.000 personas, sino que ha arrasado las zonas donde se ubican más de dos tercios de los cultivos.

Las agencias internacionales, que por fin pudieron el miércoles hacer llegar la ayuda humanitaria a los supervivientes, advirtieron de que la tragedia provocará una todavía mayor escasez de alimentos para los 53 millones de birmanos, la mitad de los cuales vive por debajo del umbral de la pobreza.

El área más afectada por el ciclón, que comprende las regiones de Irrawaddy, Pegu y Rangún y los estados Karen y Mon, produce el 65% del arroz del país. Pero lo más preocupante es que Birmania satisfacía su demanda doméstica y se mantenía a salvo de la crisis por el aumento del precio del grano en el mercado internacional gracias a sus cultivos.

Sin embargo, los devastadores efectos de Nargis sobre los arrozales birmanos provocarán una carencia generalizada que se prolongará unos dos años, según el Programa Mundial de Alimentos. Además, alertó de que los arrozales se verán perjudicados por la salinidad y las aguas contaminadas de las inundaciones de Nargis, lo que obligará a racionar la comida los próximos seis meses.

La escasez de alimentos, unida a los cada vez mayores precios de todos los artículos de primera necesidad, pueden provocar un nuevo levantamiento contra la Junta Militar como el de septiembre, la llamada Revolución del Azafrán, que comenzó con protestas pacíficas por el incremento del coste de los combustibles. En aquella ocasión, el descontento escaló cuando las marchas fueron lideradas por los monjes budistas.

Ahora la situación es catastrófica. Los efectos del ciclón Nargis han disparado los precios de los alimentos básicos y del combustible, cuando los ciudadanos de Birmania soportaban ya el peso de la creciente inflación y avistaban la quiebra de su país.

Antes de que las aguas anegaran miles de hectáreas de arrozales, indispensables para que la población sobreviva, un cuenco de arroz, la ración diaria habitual de una familia, costaba en cualquier comercio 800 kyat -1,6 euros-. Ahora cuesta el doble. "Ya he dejado de soñar sobre el futuro que iba a dar a mis hijos", se lamenta una mujer, que no parece impresionada por el demoledor dato de que el 90% de las familias birmanas gasta en comida el 80% de sus ingresos.

La ayuda llega. Mientras, el cerrazón de las autoridades birmanas a permitir la entrada de ayuda empieza a remitir. Gracias a ello llegó el primer avión de ayuda humanitaria del Programa Mundial de Alimentos (PMA), procedente de Italia, y se espera la llegada nuevos vuelos hasta el sábado.

El PMA, Unicef y otras agencias y ONG criticaron los trámites para obtener un permiso de entrada, que se piden porque la Junta birmana necesita cerciorarse antes que el solicitante no es un activista. El bloqueo afecta más a EEUU, con quien el régimen, más cercano a China, mantiene tensas relaciones por las sanciones impuestas por la Casa Blanca. En esta línea, el embajador de EEUU en Tailandia, Eric John, comentó que la Junta Militar no permitió el aterrizaje de un avión militar de su país pese a llevar ayuda humanitaria.

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