El hombre que asesinó a su cuñada en Morón anunció la tragedia por la mañana

Cuando Rosario M. M. se levantó la mañana del pasado sábado poco imaginaba que sería su último día de vida. Sin embargo, su asesino estaba ya anunciando la tragedia que horas más tarde se viviría en la calle Gelves de Morón de la Frontera, cuando mató a su cuñada con una escopeta de caza tras varias horas de angustioso secuestro tanto de la víctima como de la madre y la nieta de ésta.

el 07 dic 2010 / 18:37 h.

Vecinos, amigos, familiares y autoridades frente al Ayuntamiento de Morón de la Frontera.
Fue bien temprano, cuando Alfonso R.E advirtió en un bar del pueblo de que ese día se llevaría "a alguien por delante". Lo que nadie imaginaba es que iba en serio y menos que sería la mujer de su hermano la que moriría de dos tiros disparados con una de las dos escopetas de caza con las que irrumpió en su vivienda cuando éste no estaba.

Conforme pasan los días se empiezan a conocer más datos del fatal desenlace de un secuestro que, según todos los detalles, estaba abocado a terminar mal desde el principio.

Tanto por la manera de proceder del agresor, en un estado sumamente nervioso, así como por los comentarios que hacía conforme pasaban las horas tanto de aquel trágico día como del encierro al que obligó a los tres familiares de su hermano. Y es que, según cuentan los vecinos, el secuestrador anunció que la tarde no terminaría bien. "Los polvorones no me los voy a comer este año", le oyeron decir. Pero con su vida también se llevó la de su cuñada, a la que asestó unos tiros poco antes de suicidarse con la misma escopeta. Sólo la madre de ésta y su nieta pudieron salvar la vida, al ser puestas en libertad tras la mediación de la Policía Nacional.

La vivienda donde se produjo el suceso, propiedad de la familia del asesino, fue el motivo por el que se desencadenó la tragedia. Su hermano vivía en ella con su mujer. Es más, sus padres le habían construido a Alfonso R.E una vivienda situada a la espalda de ésta. Sin embargo, una disputa por la propiedad de la vivienda de la familia, y por la posibilidad de una venta, fueron los desencadenantes de los hechos, acrecentados por la adicción a las drogas del asesino. Se da la circunstancia de que la víctima y su marido tenían previsto trasladarse en unos meses a otra vivienda que ya estaba finalizada. Un sueño que Rosario M.M. desgraciadamente no podrá cumplir.

De ella y de los tristes acontecimientos hablaban los cientos de vecinos que ayer se congregaron a las puertas del Ayuntamiento de Morón de la Frontera con el objetivo de "apoyar a la familia" y en "señal de repulsa por los sucesos". El primer teniente de alcalde, Alfonso Angulo, mostró su indignación por el desenlace del secuestro, a la vez que tendió su mano a la familia "para lo que necesite".

El dolor era palpable en la concentración donde los minutos de silencio sólo eran interrumpidos por las lágrimas de los vecinos que quisieron mostrar con su presencia "el apoyo y la solidaridad del pueblo con la familia". Fue al terminar el acto cuando unas primas de la fallecida se acercaron a la multitud agradeciendo las muestras de cariño totalmente rotas de dolor. No se explican qué pasó por la mente del agresor para cometer tal locura.

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