La Feria de 2010, que se cerró anoche con los tradicionales fuegos artificiales, se ha saldado con su poquito de lluvia, la empecinada huelga de Tussam y una nueva agresión grave por segundo año consecutivo, pero se impone un balance positivo: el Metro rescató a buena parte de los sevillanos a los que la huelga de autobuses dejaron tirados en las paradas y registró récords históricos de usuarios, la bajada de visitantes hizo más agradable caminar por el Real y permitió que se luciera el paseo de caballos y fueron pocos los incidentes que ha sido necesario atender.
La parte agridulce la han protagonizado las botellonas: el primer año en el que se prohibían expresamente, su número ha caído casi a cero debajo de la portada, mejorando mucho la imagen de la Feria trasladada al mundo por las televisiones, pero el consumo de bebidas en la calle se ha derramado por el entorno, avivando el enfado de los vecinos afectados de Los Remedios. En su parte negativa, la edición número 163 de la Feria de Abril, cuya portada ha estado dedicada al centenario del primer vuelo en Sevilla, no ha visto prácticamente farolillos colgados. Se hicieron intentos, pero la persistente lluvia los aguó.
La lluvia también ha hecho bajar el número de visitantes, en alianza con la crisis y con la erupción del volcán islandés que ha paralizado el tráfico aéreo, lo que ha reducido el número de viajeros de alto nivel económico llegados no sólo de Europa sino también de Sudamérica. La concejal de Fiestas Mayores, Rosamar Prieto-Castro, destacó ayer en declaraciones a Efe que el número de coches de caballo bajó un 40%, ya que aunque se han matriculado 1.400, como en años anteriores, no todos han acudido porque prepararlos cuesta 6.000 euros.
Ese descenso de visitas ha tenido su lado bueno: “Ha sido una Feria agradable” en la que no ha habido “tanta bulla” como otros años y en la que la gente ha podido moverse por el recinto con más facilidad, según la concejal de Fiestas Mayores.El problema durante el primer tramo fue llegar a la Feria, por culpa de la huelga de Tussam, que dio muchos quebraderos de cabeza a los sevillanos. Y más que les dará a los responsables de la empresa dada la forma en la que se solucionó: la irrupción del PSOE andaluz para negociar con los sindicatos a espaldas de Tussam provocó la dimisión de su vicepresidente, Guillermo Gutiérrez, que avisó de que rendirse a los malos modos con que los conductores habían llevado el conflicto auguraba nuevos problemas en el futuro.
Eso sí, una vez solventada la huelga los autobuses funcionaron a la perfección, como hizo desde el primer día el Metro, al que si algo se le reprochó es que no cabía un alfiler. Metro de Sevilla respondía que se estaban utilizando todos los trenes y no era posible ampliar la capacidad, que registró récords históricos el martes y el viernes de Feria y un aumento del 12% de usuarios respecto al año pasado.
En el capítulo de incidentes, no demasiado extenso si se tiene en cuenta que el Real congrega a unas 600.000 personas, destaca una agresión sufrida por un joven de 21 años la madrugada del viernes. El joven fue hallado inconsciente por la Policía con diversas fracturas, incluido un traumatismo craneoencefálico, y está ingresado en la UCI del Virgen del Rocío mientras se intenta determinar lo ocurrido.
La Feria concluyó a medianoche de ayer, con el lanzamiento de más de una tonelada de productos pirotécnicos desde el Muelle de Nueva York, un espectáculo que puede ser visto prácticamente desde media Sevilla. A partir de hoy comenzará a desintegrarse la ciudad efímera que mueve 675 millones de euros cada año, con el desmontaje de las 1.047 casetas, los 370.000 puntos de luz y la portada, que este año ha pesado 250 toneladas y ha incluido en su original diseño 20.000 bombillas y una recreación de un avión Bleriot, como el primero que surcó el cielo sevillano desde Tablada hace ahora justo un siglo.
