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El palmarés de la crisis económica

el 11 nov 2012 / 10:00 h.

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No es casualidad que las dos películas más reconocidas reflejen la asfixiante situación que está atravesando la juventud europea. Eat Sleep Die y Boy Eating the Bird's Food fijan su mirada en una juventud sin horizonte a la que los intereses financieros y de Estado están privando de sueños e ilusiones. Y lo hacen desde los dos extremos del continente, el próspero norte en la película de Gabriela Pichler, y el azotado sur en la de Ektoras Lygizos.

La primera ha logrado un discutible Giraldillo de Oro, porque más allá de sus intenciones la cinta apenas logra avanzar en su metraje, incidiendo en un discurso que a la media hora ya está prácticamente agotado, y usando recursos propios de un cine austero que se nos antoja caduco. El reconocimiento de su joven protagonista, Nermina Lukac, como mejor actriz viene a coronar un trabajo impecable de definición y carácter, dejando atrás a una clara favorita, como era Emilie Dequenne por su esforzado trabajo en la belga À perdre la raison.

Tampoco afortunadamente se ha colado el favorito Mads Mikkelsen como mejor actor por la muy tramposa e indignante The Hunt, que sí ha contado con el beneplácito de la crítica andaluza a través del premio que concede Asecan. En su lugar ha sido el joven Yannis Papadopoulos por un trabajo complejo y muy atrevido el mejor actor por la estupenda Joven comiendo alpiste, película que ha merecido el Giraldillo de Plata y una mención especial de Asecan.

El conjunto de las cintas de la sección oficial ha sido notable y eso se ha notado en un palmarés que ha querido distinguir otras películas aun en categorías no muy apropiadas, como la endeble Sister, cuya fotografía no es precisamente muy destacable. Se ha despreciado la calidad de un cine aparentemente comercial, como Un asunto real, que a pesar de su impecable factura y su oportuno mensaje no ha sido considerada ni por su preciosista puesta en escena. La película de Ursula Meier se ha hecho también con el Premio Eurimages, exaequo con la sorprendente Paradise: Faith, cuyo provocador guión ha sido también galardonado a pesar de sus improvisados diálogos. Es como lo de enviar Blancanieves, una película muda, a competir por el Oscar a la mejor película "de habla" no inglesa.

Aunque Recoletos arriba y abajo merecía algún premio por su frescura y rebeldía, nuestro cine triunfó en el apartado de mejor película juvenil con El corazón del roble, en una sección valiosísima por apostar por el cine como vehículo de formación, y en la sección Nuevas Olas con Arraianos. Aplaudimos la decisión del público de premiar a la conmovedora Amour, mientras Reality, una propuesta ácida sobre la telebasura, mereció el Premio Especial del Jurado.

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