Desde el mes de marzo de 2008 no ha dejado de subir el número de parados en España. La tendencia alcista, que ha reflejado en toda su crudeza la gravedad de la crisis, se ha roto en mayo con el primer descenso de desempleados después de trece meses de continua subida. La cifra no es muy significativa. Han sido casi 25.000 las personas que se borraron en mayo de las listas del INEM, sobre todo de los sectores de la construcción y servicios, por lo que empiezan a dar sus frutos tanto el fondo de inversión local impulsado por el Gobierno de Zapatero, como por la preparación de la campaña de verano, que siempre suele activar los indicadores de empleo en el litoral español. ¿Se trata del principio de un cambio de tendencia en la evolución del mercado laboral o de una tregua coyuntural favorecida por las medidas anti crisis? Parece que ésta última consideración es la que más se ajusta a la realidad, aunque sea conveniente subrayar como hecho positivo que el mercado laboral está mostrando signos de reacción a las medidas impulsadas por el ejecutivo. Dicha reacción podría inducir a pensar que lo peor de la crisis ha pasado. Hay, sin embargo, una percepción generalizada en los analistas financieros de que los "brotes verdes" anunciados por el Gobierno aún no son tales. Todavía son muy elevadas las cifras de destrucción de empleo interanual (en los últimos doce meses) y los contratos laborales que han propiciado la reducción del desempleo son en su mayoría temporales. Habrá que esperar, por tanto, a conocer las cifras de los próximos meses, aunque lo probable es que continúe un elevado ritmo de destrucción de empleo mientras la economía española no experimente tasas de crecimiento superiores al 2%. Es aconsejable la cautela, si bien es cierto que, de forma contraria a lo que sostiene la oposición, las medidas puestas en marcha por el Gobierno están teniendo incidencia en la economía.
