A sólo dos meses del cierre del año y cuando arrancan las negociaciones para el último presupuesto de Alfredo Sánchez Monteseirín, las cuentas de Tussam vuelven a no salir. Pero en esta ocasión, la situación es incluso más crítica por la combinación de tres factores: la venta de Diego de Riaño, con unos ingresos previstos de 9,5 millones de euros no se ha formalizado aún; el Ayuntamiento no ha concluido aún sus transferencias de 63 millones de euros y le restan en torno a seis millones; y las tarifas se han mantenido congeladas durante todo el ejercicio. En las últimas semanas se han producido contactos para tratar de encontrar una solución de urgencia que pasa, según fuentes consultadas, bien por otro barrido de las arcas municipales en busca de partidas que se puedan utilizar; bien por la solicitud de un nuevo crédito antes de fin de año –la opción más viable–, aunque se puede tener que hacer frente a intereses del 4%.
El Ayuntamiento recurrió en este mandato al patrimonio municipal para tratar de compensar las pérdidas y el endeudamiento de Tussam. Por un lado, le cedió la parcela del Prado –donde se ubican las paradas de autobuses y donde estaba diseñado el edificio de Rafael Moneo– con un valor patrimonial de 34,5 millones de euros, lo que contribuyó a cuadrar las cuentas aunque toda operación para sacarlo a la venta siga paralizada. Por otro, puso en venta el edificio de Diego de Riaño, que consiguió adjudicar en febrero de 2009 por 9,5 millones de euros a la firma Citygrove Developement España S.A. Pese a que el contrato se firmó en junio del año pasado, aún no se ha formalizado la operación, pendiente de trámites de licencias, que dependen de Urbanismo y Medio Ambiente, y que aún no se han concluido.
El segundo factor viene de las propias arcas municipales. El Ayuntamiento iba a transferir en 2010 63 millones de euros, pero aún no ha realizado esta aportación completa. Faltan unos seis millones. Aunque el Consistorio pretende aportar estos fondos antes de fin de año, no sería la primera vez que las transferencias no se completan al cierre del ejercicio y que la empresa se ve obligada a pedir préstamos. Así ocurrió, por ejemplo, en 2008, cuando Tussam cerró el año con una cantidad pendiente de pago por parte del Consistorio de 10,4 millones de euros, según consta en las cuentas depositadas por la empresa en 2010.
El tercer factor ha sido la subida de tarifas: Tussam cerrará el año con sus precios congelados por los desacuerdos en torno a las revisiones que se debían aplicar en los billetes. Finalmente, el incremento de los precios se aplicará en 2011 y será además inferior al planteado por la dirección de Tussam. Los ingresos apenas se incrementarán en 1,5 millones de euros en el próximo año respecto al presente ejercicio.
Ante estos hechos, la empresa negocia con el Ayuntamiento una salida para poder cerrar el ejercicio y abonar las nóminas y los costes del servicio de los meses de noviembre y diciembre. Hay, según fuentes consultadas, dos opciones en estos momentos: un aumento de la aportación municipal antes del cierre del año o que la empresa vuelva a recurrir a la solicitud de otro préstamo con la dificultad de que los bancos han elevado los intereses que solicitan y que ya se sitúan en torno al 4%.
Esta operación se deberá realizar además en paralelo a la elaboración de las cuentas de 2011, que se quieren aprobar antes de fin de año. El Ayuntamiento aprobará unos presupuestos austeros, pero no habrá recortes para la empresa de transportes. Si en 2010 recibió 63 millones, ésta será la aportación mínima, que podrá verse modificada por cuestiones como la necesidad de complementar una subida de tarifas moderada.
