Deportes

El Sevilla remonta el vuelo en la Liga Europa

En un partido efectivo, venció al Karpaty por la mínima con un gol de Kanouté. No pasó problemas defensivos y controló siempre a un rival débil.

el 21 oct 2010 / 19:28 h.

Kanouté recibe la felicitación de sus campañeros tras el gol.

El Sevilla ganó ayer un partido que tenía que ganar, que no es poco en los tiempos que corren para el equipo. Se impuso al Karpaty en Lviv por la mínima y de manera ajustada, aunque con una claridad meridiana por la comodidad con la que lo hizo. No fue un encuentro brillante, pero sí efectivo.

El equipo de Manzano sacó los tres puntos que, a día de hoy, lo sitúan segundo en el grupo J justo cuando se llega al ecuador de la fase de liguilla.

Lo cierto es que el nivel del Karpaty invitaba a una victoria más amplia que diera más confianza a unos jugadores que la necesitan, pero tampoco fue necesiario un derroche para lograr la victoria. Bastó con plantear el partido de forma inteligente y no cometer errores. Así, el triunfo cayó por su propio peso.

El Sevilla saltó al campo con la lección muy bien aprendida. Sabía que el Karpaty iba a intentar ganar el partido por piernas, por lucha y por intensidad, la palabra mágica. Pero Manzano conocía el antídoto y lo administró. Tras cinco minutos verdaderamente intensos, cómo no, de los ucranianos, el equipo azul, que así vestía ayer el Sevilla, neutralizó el partido. Empezó a tocar y tocar, casi siempre en posiciones inocuas, porque tampoco tenía más calidad en la medular para hacerlo en zonas más avanzadas. Pero con ese ritmo aletargado y por momentos cansino provocó que el Karpaty se viniera abajo, que aminorara su presión, su ritmo, y que la afición, que casi llenaba el estadio Ukrania, se quedara como el ambiente de Lviv, frío.

Lograr desactivar al Karpaty significaba tener medio partido en el bolsillo. Para el otro medio no hizo falta demasiado. Desde los primeros minutos el equipo andaluz desmotró que llevaba serio peligro a balón parado. Una falta de Guarente la remató de hecho al larguero Escudé (8') y alguna otra botada por el italiano creó inquietud en la defensa verdiblanca. Estaba claro, como advertían los informes previos, que la defensa era el punto débil del Karpaty. Por ahí lo intentó el Sevilla, ya que por otros medios tampoco lo vio demasiado claro. Perotti insistió de forma individual, pero siempre lejos del área. Konko sí percutió más por la banda derecha, pero sin claridad en los metros finales. Por su parte, Kanouté, de nuevo de mediapunta, se encontraba siempre rodeado por no menos de tres jugadores, y así era difícil, sobre todo cuando Zokora y Guarente casi nunca se sumaban al ataque. Ante este panorama Negredo pasó casi inadvertido.

Pero el Sevilla, aún sin crear excesivo peligro, tenía el partido controlado y acabó de rematarlo en un saque de esquina y en una jugada de estrategia bien trenzada, con Escudé peinando en el primer palo el balón y Kanouté rematándolo a gol en el segundo. Era el minuto 34 de partido, el resultado era ajustado, pero ya daba la impresión de que la contienda había quedado sentenciada, como así fue. Hasta el final del encuentro, en todo caso, dio lugar a que el Sevilla, nada más salir de los vestuarios, buscara el segundo tanto que tranquilizara a su hinchada y a su banquillo. Para ello varió el plan durante el primer cuarto de hora. Adelantó líneas, fue a buscar el segundo y presionó al Karpaty. Los limitados jugadores ucranianos perdían una y otra vez, pero los sevillistas tampoco llegaban a crear demasiado peligro ni acercarse a la meta de Rudenko con claridad. Por eso, Manzano volvió a variar el ritmo del partido en la mitad de la segunda parte. Sacó a Romaric por Kanouté en una clara declaración de intenciones. Si no llegaba el segundo, había que hacer valer el primero. Y así fue. El Sevilla volvió a tocar y tocar, intentando anestesiar a los verdiblancos, algo más agresivos en la segunda mitad. Esa testiculina, en todo caso, apenas le dio para un disparo del voluntarioso Kuznetsov que atrapó Palop.

El partido se fue agotando sin mayor incidencia, con cambio de piezas y con el control absoluto por parte del Sevilla, que hizo lo que tenía que hacer, ganar. La brillantez quedará para otra ocasión.

  • 1