Local

El último intento en la Encarnación tras tanto desatino

Los proyectos frustrados marcan su historia

el 27 mar 2011 / 17:05 h.

TAGS:

Para hacer el ensanche de la calle Imagen se derribó una parte del gran mercado central de la Encarnación.

Convento medieval, mercado central, solar en barbecho durante más de tres décadas, aparcamiento, campo de excavación arqueológica... La Encarnación, que recibe su nombre del convento de las religiosas agustinas (1591), es seguramente el enclave del Centro de la ciudad que más proyectos frustrados generó y que más dolores de cabeza dio a los gobiernos que pasaron por la Plaza Nueva. Su historia está cuajada de derribos, crisis y promesas incumplidas.


En 1810 se demolió el convento agustino y en su solar se levantó, 32 años después, el gran mercado central de la Encarnación con nada menos que 430 placeros (el nuevo mercado bajo las setas sólo alberga 39). No era una plaza de abastos como las demás, era una ciudad amurallada en pleno Centro. Ocupaba toda la Encarnación, lo que da idea de sus grandes dimensiones. Tenía en su interior la fuente, gemela a la de la Magdalena, que hoy en día es la más antigua de Sevilla y que se conserva en la rebautizada como plaza de la Encarnita, junto a Puente y Pellón. Era, sin duda, el mercado más moderno de su época, pero en el régimen franquista (1950) le fue amputado un tercio de su superficie para el ensanche de la calle Imagen. Se conectó así la Puerta Osario con la Campana y se creó una plaza colindante con la iglesia de la Anunciación. Entonces empezó la agonía.


El hundimiento, a mediados de los años 60, de las cuarteladas de las verduras y del pescado, casi siglo y medio después de su construcción, conllevó la marcha de los placeros.


Tras la riada del Tamarguillo muchos vecinos del Centro se mudaron a la periferia y cayó la clientela del mercado. Empezaron los primeros supermercados y algunos placeros se marcharon al Tiro de Línea. La plaza de abastos ya estaba en muy mal estado.


Por eso el 1 de octubre de 1973 se empezó a demoler el mercado central tras detectarse problemas estructurales. Sus puestos se habían trasladado antes al solar de unas viviendas recién derribadas, en la esquina noreste de la plaza, a un mercado provisional que resistió 37 años. A los placeros se le dijo entonces que se construiría un nuevo mercado, más moderno, y que les saldría gratis porque se pagaría con el parking de 400 plazas y el hotel que albergaría el nuevo edificio. Por eso apoyaron la demolición. Pero nada de lo prometido se cumplió.


Durante la década siguiente, el terreno baldío sólo se usó para aparcar coches o parar autobuses. Poco después se frustró el proyecto de Guillermo Vázquez Consuegra, con un mercado que recordaba al primitivo, con arcadas y con dos plantas. El precio parecía excesivo. Eran otros tiempos.


Vaivenes. Al llegar el primer alcalde democrático, Luis Uruñuela (1979-1983), los placeros volvieron a recobrar las esperanzas, pero el proyecto expuesto en el Pleno para reconstruir la plaza quedó de nuevo en nada. La redacción del nuevo PGOU y los preparativos de la Expo de 1992 centraron las prioridades de los gobiernos municipales. Nadie se acordó de la Encarnación. Y menos aún durante la recesión que vivió la ciudad tras la Expo. Lo único que empezaron fueron las excavaciones arqueológicas. Fue con el gobierno de PSOE y PA (1999-2003, con Alfredo Sánchez Monteseirín y Rojas Marcos) cuando se intentó retomar el proyecto. Los andalucistas apostaron por reconstruir el mercado según lo diseñado por el arquitecto José Antonio Carbajal, idea que contaba con un parking subterráneo. Pero el proyecto chocaba con la recuperación de los restos arqueológicos. La polémica política no tardó en estallar. Los cimientos rectangulares para el estacionamiento ya se habían colocado a una profundidad de 32 metros, en una parte de la plaza que está ubicada al norte de la calle Imagen. Su rampa se usará ahora como acceso de discapacitados del Antiquarium.En el siguiente mandato, los socialistas, coaligados ya con IU, desechan lo iniciado por el PA, pese al coste de las indemnizaciones, para empezar otro gran proyecto que sacase a la luz las valiosas huellas del pasado encontradas en el solar, convertido desde 2003 en un campo de excavación arqueológica rodeado de vallas que daban a la plaza una pésima imagen. Eso sí, se descubrieron restos de la colonia Hispania. Mosaicos romanos, una casa, una escultura y una fábrica de lámparas de aceite, entre otros elementos, forman el yacimiento romano más importante de la ciudad.


En junio de 2004 el Ayuntamiento convoca el concurso internacional de ideas para acabar con el abandono de la plaza y con la provisionalidad de 37 años del mercado. Jürgen Mayer y su Metropol Parasol ganan y empiezan a crecer las setas. Con una historia propia llena de retrasos, presupuestos adicionales y dificultades técnicas. Un proyecto que ahora ve la luz y que pretende ser el nuevo referente turístico, cultural y económico de la ciudad.

  • 1